Arte — 1 de mayo de 2023 at 00:00

El arte ante la inteligencia artificial

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El arte ante la inteligencia artificial

Para realizar este artículo hubiera sido fácil haberlo hecho con ayuda de alguno de los programas disponibles de inteligencia artificial. Con ello me habría librado de la incertidumbre con que comienzo ante un tema tan complejo, y de la extraña sensación que produce la hoja en blanco (yo soy de los que todavía escriben en papel) esperando el caudal de pensamientos e ideas.

Pero justamente son esos factores tan humanos los que hacen que las reflexiones que pueda suscitar el tema estén más llenas de vida, de profundidad y, por qué no, de pasión por querer comprender.

Tal vez por este motivo, en estas breves líneas, provocaré más preguntas que respuestas. No obstante, me consuela recordar que Sócrates consideraba el hecho de preguntarse, el reconocimiento de la propia ignorancia, como el principio fundamental de la filosofía que tan humanos nos hace. Así pues, lo que haré es compartir algunas reflexiones a veces inconexas.

En este momento, el tema de la inteligencia artificial inunda las páginas de opinión de blogs y periódicos. En torno a él se está creando una gran expectación por el increíble desarrollo de posibilidades que está mostrando y su velocidad de avance, además de las múltiples implicaciones que supone en economía, ciencia, desarrollo tecnológico, arte, etc.

Lo cierto es que la IA no es algo nuevo pues, a una escala menor, lleva implantándose como herramientas de cálculo, de diseño o de apoyo policial (por citar algunos campos) desde hace bastante tiempo. Sin embargo, el alto desarrollo que ha mostrado en los últimos meses, junto a su popularización, han provocado múltiples reacciones y debates, y entre ellos está la repercusión del uso de la IA en el mundo del arte, un campo tan genuinamente humano, aunque a decir verdad la inteligencia artificial también es una creación humana.

Entre otras cosas, la irrupción de la IA está suscitando muchas reflexiones y planteamientos dormidos que nos ponen frente a la naturaleza y el valor del arte hoy en día.

Como sabemos, la base sobre la que se desarrolla la IA es la lógica, el desarrollo de patrones, de formas y estructuras, y esto incluye patrones anímicos, sonoros, visuales, etc. Pertenece al mundo de la razón formal y lógica y procede basándose en algoritmos matemáticos, presentes, por otro lado, en la mayor parte de la naturaleza.

Hoy no abordaré la problemática que surge en torno a lo económico y la revolución que se está produciendo en el mercado del trabajo como el de diseñadores, escritores, etc., ni las implicaciones complejas en el campo de los derechos de autor. Mis reflexiones van más en la línea de preguntarnos sobre nuestra idea actual del arte, sobre el proceso creativo y sobre el tan denostado tema de la belleza, y qué papel juega en todo esto la inteligencia artificial.

 

Hablemos sobre el arte

La columna fundamental sobre la que se apoya el arte hoy en día es la creatividad y la originalidad. Como medio de expresión y comunicación del ser humano, se valora más su innovación y originalidad que su contenido. La belleza, si es que se acepta que exista, ha sido relegada al olvido; como mucho se tiene en cuenta lo agradable o atractivo, pero no la belleza, que es la verdadera alma dormida del arte.

Si el valor de una obra de arte se basa en su originalidad, ese valor será muy efímero. Lo original y «creativo» rápidamente deja de serlo, además de ser muy fácilmente reproducible por algoritmos que combinan a velocidades vertiginosas millones de formas para obtener nuevos resultados. Con la aparición de la inteligencia artificial lo original y «creativo» está dejando ser un «valor en alza» que cotice en los mercados de la especulación.

Entonces, sin el peso de la creatividad innovadora y habiéndolo despojado de la belleza, ¿qué nos queda del arte?

Cierto es que incluso la belleza que reconocemos en la naturaleza y en muchas obras de arte responde, en sus formas, a patrones matemáticos; cierto es que ciertas proporciones, así como algunos intervalos y escalas musicales están asociados a muchas emociones humanas, y todo ello lo reconoce y maneja la inteligencia artificial, pero considero que la belleza no está tan solo en las formas, sino en la luz y la vida que el artista logra expresar a través de ellas. Tal vez la inteligencia, artificial o no, puede ser una buena herramienta, pero serán necesarios muchos más elementos, como la inspiración, que, alzándonos sobre nosotros mismos, nos permitan captar cosas sublimes.

¿Será igual la experiencia ante una obra de arte realizada con la IA que ante una obra, por ejemplo, de Antonio Canova o de Miguel Ángel?

Personalmente considero que la IA puede mover fibras emocionales (que no es poco), pero difícilmente nos elevará la conciencia a esferas superiores.

¿Y qué decir del arte como proceso transformador del artista? Nada puede sustituir la vivencia interna en el ser humano. La vía artística es un camino de transformación y realización interior del artista y, aunque la meta en este proceso creativo pueda parecer que es solo la obra final, su verdadero valor está en el esfuerzo y recorrido interno que este realiza. Puede haber herramientas, como la inteligencia artificial, pero no atajos que desnaturalicen el proceso, so pena de caer en una gran superficialidad.

 

¿Puede la inteligencia artificial crear belleza?

El arte ante la inteligencia artificial
«Théâtre D’opéra Spatial», obra de arte generada por la IA Midjourney ganadora del concurso de bellas artes de la Feria Estatal de Colorado de 2022.

¿Lo que consideramos belleza es algo objetivo, tiene algún aspecto universal o es completamente subjetivo?

Este tema ha dividido bastante a los teóricos de nuestro tiempo, que en su mayor parte han acabado dando un valor relativo a todo. Un relativismo generalizado se ha apoderado de todos los campos y aspectos del ser humano. Pero lo cierto es que, aunque exista una cierta relatividad personal, sobre esa base subjetiva que posee la naturaleza humana hay un fondo bastante importante que responde a leyes naturales universales.

Y lo cierto es que la inteligencia artificial puede reconocer formas que suscitan emociones, incluso adaptarlas a la información que posee de un espectador o grupo de espectadores. Así, algunos patrones estéticos, culturales y transculturales, son analizados por la IA y utilizados en la recreación de formas.

¿Cómo vamos a distinguir algo hecho por un ser humano o por la inteligencia artificial? Y ¿por qué puede ser importante distinguirlo?

El arte ante la inteligencia artificial
Obra creada por IA

 

Qué no puede hacer la inteligencia artificial

La IA trabaja sobre la lógica; podemos decir que es una extensión poderosísima de nuestras facultades racionales. Pero la inteligencia artificial no tiene emociones ni sentimientos, no tiene inspiración (solo relaciona factores) ni tampoco conciencia moral.

No siente, no se apasiona. Puede imitar los aspectos formales de las emociones y comunicarlos, pero no puede crear el flujo continuo de inspiración-pensamiento-sentimiento-acción que da vida a una obra, porque la IA no posee una conciencia que integre ideas, sentimientos y acciones.

Tampoco la inteligencia artificial posee sentido simbólico. Puede recrear representaciones y anagramas basándose en elementos convencionales, almacenar un catálogo de símbolos utilizados por diferentes culturas, pero dudo que pueda provocar una experiencia simbólica que suscite realidades internas, más allá de remover recuerdos y emociones asociados a ellos.

Nuestra relación con el mundo no nace estrictamente de lo que percibimos, ni de la lógica de lo que sucede; es psicológica y no lógica, es subjetiva y no objetiva. Toda experiencia que vivimos impacta en nuestro interior encontrándose con muchas otras experiencias que han dejado huellas, con creencias firmemente arraigadas, con sentimientos profundos o emociones superficiales, condicionando en gran medida nuestro juicio y valoraciones de lo vivido y, por tanto, la respuesta que tenemos ante lo que vemos o nos sucede.

Cualquier comunicación que podamos establecer con una inteligencia artificial está incompleta en gran parte de este proceso subjetivo que cada uno vive, y que tampoco puede ser reconocido por esta IA por muchas pistas que le demos de nosotros mismos. La inteligencia artificial no puede conocernos en profundidad y, por ello, la comunicación y el vínculo con las personas se torna muy superficial, aunque pueda volverse en apariencia profunda.

El ser humano puede crear vínculos no solo en respuesta a intereses de intercambio, sino por fuerzas morales como el amor o el sentido de la justicia y el bien.

Toda expresión artística debe ser un puente entre el alma del artista y el alma del espectador. Si el arte se olvidó de esto, algo importante hemos perdido en el camino. La inteligencia artificial no puede hacer esto.

La lógica y el análisis sirven para el conocimiento de las cosas formales, pero para el contacto con la esencia —que está más allá de las formas—, es necesaria una inteligencia superior, una forma superior de conciencia.

La razón puede apuntar hacia la captación del Bien, la Verdad o la Belleza, pero ella sola no llega. A estos aspectos esenciales se llega a través del alma que, una vez despierta, reconoce lo que le es propio. La inteligencia es parte del camino, pero no se vale por sí misma para llegar a la meta.

El arte ante la inteligencia artificial

Son nuestros sentimientos profundos, morales, estéticos o místicos los que nos llevan hacia la inclinación al bien, la verdad, la belleza o la justicia, valores que pueden apoyarse en la razón lógica y analítica, pero que la trascienden. Por ello considero que el arte, como vía de expresión y vínculo humano, puede apoyarse en la inteligencia artificial, pero debe trascenderla.

Quizá debemos colocar lo que entendemos por inteligencia en un lugar menos preponderante de donde la tenemos hoy. El modelo de inteligencia que manejamos en nuestros días está muy lejos de una inteligencia superior. Nos proporciona solo medios, no fines. Tal vez debamos revalorizar otras cualidades humanas, otros elementos de nuestra naturaleza que nos hacen ser lo que somos y que además son esenciales en el desarrollo y progreso integral de la sociedad, aunque lo hayamos olvidado hoy, cualidades tales como el altruismo, la generosidad, la inspiración, la libertad, la responsabilidad, la trascendencia o el amor, cualidades todas ellas en lucha constante con sus contrarios y donde la inteligencia es una herramienta más.

La pregunta importante es: ¿por qué luchamos?, ¿para qué vivimos?, ¿a dónde queremos llegar?

En la vulnerable pero profunda mirada que se estremece ante el infinito y la belleza del mundo, y que a su vez nos permite intuirnos inmortales, en ella es donde se encuentra el germen creador del arte del futuro, y no en la inteligencia artificial.

 

Imágenes:

«Théâtre D’opéra Spatial», obra de arte generada por la IA Midjourney ganadora del concurso de bellas artes de la Feria Estatal de Colorado de 2022.

Obra creada por IA

One Comment

  1. Nilda Marianela Yantas Quispe

    Mil Gracias . Buen aporte para comprender esto de la I.A.

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