Entrevistas — 1 de diciembre de 2021 at 00:00

Entrevista a Tomy Escribano: el mago de los nenúfares en España

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Entrevista a Tomy Escribano

Entrevistamos a Tomy Escribano, apasionado viajero, botánico autodidacta y coleccionista de nenúfares tropicales. Es también un amante de la fotografía y del cultivo de todo tipo de plantas en su jardín a las afueras de Madrid. Contra todo pronóstico, logró hacer florecer por primera vez un ejemplar de nenúfar gigante Victoria —«una planta emblemática para cualquier jardín de primer nivel»—, en el Real Jardín Botánico de Madrid. Gracias a él, miles de personas presenciaron la magia de las enormes flores de este género, nativo de Sudamérica. Ambas plantas y toda la colección de nenúfares tropicales fueron donados altruistamente y cultivados exitosamente en un estanque al aire libre sin calefacción artificial, dependiendo únicamente del sol.

Tomy trabaja hace años como tripulante de cabina en Iberia líneas aéreas, y cuando no está volando por su trabajo, supervisa cómo van las plantas, que cada año con cariño regala al Real Jardín Botánico de Madrid o controla en su maravillosa colección de nenúfares de su jardín. Ha logrado combinar sus dos grandes pasiones: los viajes y los nenúfares de todo tipo. Siempre está dispuesto a compartir de forma sencilla sus historias por el mundo, sus experiencias y su amor por las plantas acuáticas con todo aquel que quiera escucharlas.

¿Cómo llegó al mundo de los nenúfares tropicales y qué fue lo que primero le cautivó de ellos?

Siempre he tenido vocación por la biología y la genética. Por mi trabajo, siempre estoy viajando, y durante un viaje a Venezuela, conocí a Miguel Castillo, que pronto se convertiría en mi maestro en el cultivo de los nenúfares tropicales y Victorias. Él me invitó a conocer su impresionante trabajo en el jardín botánico de Caracas y, posteriormente, me hizo llegar por correo todo tipo de tubérculos tropicales. Para mi sorpresa, todos ellos sobrevivieron en Madrid y así comenzó mi admiración por las plantas acuáticas tropicales.

Lo que más me cautivó de ellos es la interminable variedad de colores y formas, la cantidad de flores que dan y sus espectaculares hojas también. Otra cosa fascinante fue comenzar a desarrollar mis propios híbridos. Sus flores cambian de sexo, y siempre son femeninas en su primera apertura, para pasar a ser masculinas en su segundo día. En estos años he logrado algunos híbridos bastante interesantes y me divierte mucho el tema.

Por el momento, mis preferidos son los nenúfares australianos, aunque sean algo más difíciles de cultivar. La mayoría de especies botánicas están amenazadas en todo en mundo, ya que la sobreexplotación de acuíferos y ríos está acabando con su hábitat natural.

¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo y cuál ha sido su mayor logro profesional?

Lo que más me gusta hacer durante mis viajes es conocer a gente interesada en la botánica, visitar jardines botánicos para aprender de los grandes, para después poder compartir ese conocimiento y experiencia con mis seguidores en Instagram y Facebook. Actualmente, estoy estudiando fotografía para aplicarlo a mis plantas y hacer mejores vídeos de su floración y crecimiento. El follaje de los nenúfares, tanto en colores como en tamaño, me tiene también enamorado. Por ejemplo, las hojas del género Victoria pueden llegar a sobrepasar los tres metros de diámetro; por ello tiene el récord mundial como la planta de hojas más grandes.

Mi reto era demostrar que en Madrid se podían cultivar nenúfares tropicales sin problema, ya que yo llevaba años cultivándolos exitosamente en mi propio jardín. Nuestro invierno es duro y largo aquí; sin embargo, eso no impedía que en los meses de calor se pudieran cultivar por más de seis meses. Me sigue sorprendiendo que, hasta finales de noviembre, la mayoría de estas plantas tropicales sigan floreciendo a pesar de que ya hace bastante frío en Madrid. Pocas plantas dan tal cantidad de flores por tanto tiempo seguido, y se han convertido en toda una atracción para el público.

En cuanto a mi mayor logro, diría que es hacer florecer a dos ejemplares de Victoria híbrido Longwood en el Real Jardín Botánico de Madrid sin calefacción ni invernadero. ¡Este año 2021 logramos obtener catorce flores en total! Algún experto hace tiempo dijo que esto no era posible y que iba a ser muy difícil que sobreviviera, y más aún que floreciese. Afortunadamente no fue así y durante seis meses al año el estanque oval luce parte de mi colección privada para disfrute de los visitantes.

Las enormes flores de Victoria abren sus flores siempre por la noche y solo duran dos días. De igual forma que sus parientes lejanos los nenúfares, en su primera apertura las flores siempre son femeninas y cambian de sexo a masculinas en el segundo día. Para que la gente se acordase mejor, se me ocurrió la broma de llamarlas Victoria o Víctor y parece que ha funcionado.

Observando su crecimiento día a día, también hemos aprendido a ver cómo la temperatura del agua altera su metabolismo.

Por ese motivo, su deseadísima primera flor en septiembre de 2020, en aguas ya frescas, tardó cinco días en abrirse. Nos mantuvo a la espera por muchos días —a cuidadores, a la prensa y al público—, porque cuando parecía que ya iba a florecer inminentemente, no lo hacía… Y se tomó su tiempo hasta que ella estuvo preparada. Y cuando la prensa nos pregunta en qué día abren las flores, les tenemos que responder que «la planta decide ella misma cuándo está lista». Predecir este acontecimiento no es sencillo nunca, aunque hemos mejorado nuestras predicciones este año.

La historia del nenúfar gigante Victoria es increíble. ¿Qué es lo que más le asombra de la biología de estas plantas?

Lo más asombroso para mí es la relación simbiótica polinizador-planta que tiene con el escarabajo Cyclocephala sp. Es un insecto nativo de América del Sur y el único insecto conocido que poliniza por la noche a esta planta.

Las flores producen lo que se llama termogénesis, aumentando de temperatura en su interior, justo antes de abrirse, hasta unos diez grados por encima de la temperatura ambiente, externa. Y este aumento lo hace la planta por dos motivos: primero, para difundir un embriagante aroma a piña madura, y así atraer a los escarabajos, y segundo, para que los escarabajos estén más activos en el interior de la flor. Este segundo motivo fue probado en un estudio reciente (Seymour and Matthews 2006).

Los escarabajos, atraídos por su dulce perfume, entran a las flores en su primera noche de apertura, y por la mañana, estas se cierran «atrapándolos dentro», pero esto es algo bueno, ya que dentro copulan, se alimentan y se recargan de energía antes de reemprender su viaje a las siguientes flores cargados de polen.

Es importante saber que a primera hora de la mañana, antes de que el sol salga, hace todavía fresco y los escarabajos no pueden volar. Estos insectos necesitan el calor del día para tener la suficiente energía y volar a otra planta, y así llevar el polen de la flor anterior. Sin embargo, los escarabajos que se quedaron atrapados dentro de la flor están en plena forma por el calor que genera la planta, pudiendo así escapar volando cuando esta se reabre en la noche siguiente para polinizar la siguiente flor. Si la planta no produjese ese aumento de temperatura, los escarabajos no tendrían fuerza para volar de una flor a otra, y caerían al agua, ahogándose. Por eso ese estudio demostró que el aumento de temperatura de la planta es para solucionar esto y no solo para difundir el aroma más lejos, como siempre hasta entonces se había especulado.

Además, dentro de la flor, la planta tiene unas estructuras carnosas para que, cuando el escarabajo esté dentro de esta, no solo se recargue con el calor, sino también, tenga alimento. Todo ello sin afectar en absoluto a la producción de semillas.

Me parece algo fascinante y no conozco ninguna otra planta así.

Mencionó que este escarabajo es el único encargado de polinizar a la Victoria amazónica. ¿Cómo hacen en el Jardín Botánico de Madrid, ya que este escarabajo solo se encuentra en América del Sur?

En este caso, somos nosotros, los cuidadores, los que cumplimos el papel de escarabajos polinizadores, usando un pincel delicadamente para capturar el polen de sus estambres cuando la flor es masculina (en su segunda noche) y llevarlo a una flor femenina (en su primera noche de apertura).

Tras unas semanas de espera desde las autopolinizaciones manuales, hemos logrado recoger más de doscientas semillas, que nos servirán para cultivarlas desde la semilla en febrero dentro de acuarios calefactados, ya que este género de plantas no produce tubérculos y si no tienen agua templada, mueren con la llegada del invierno.

¿Qué nos puede contar sobre el simbolismo de estas plantas en las distintas culturas?

En muchas culturas, como la India y diferentes culturas asiáticas, el nenúfar y también el loto (nelumbo) son considerados plantas sagradas. Por ejemplo, en Egipto crece el famoso nenúfar azul del Nilo (Nymphaea caerulea), que es la planta con más historia de su civilización. Por la apertura de las flores con la luz se asociaron al dios del Sol, Ra, y todavía hoy han permanecido muchas obras de arte representando estas flores. En la tumba de Tutankamon se halló una preciosa escultura de madera representando la cabeza del faraón niño naciendo de una base de estos nenúfares.

Antiguamente, estas plantas se usaban tanto para comer sus nutritivos tubérculos y semillas como también en medicina, ya que algunas tienen principios psicoactivos. También son utilizadas en aromaterapia. Los antiguos egipcios, incluso, describieron rituales en los que maceraban varias flores en vino para conseguir efectos estimulantes.

Tomy no deja de asombrarse de la «inteligencia» de estas plantas y continúa difundiendo sus conocimientos y características. Entre sus muchos proyectos para el futuro está, sin duda, seguir estudiando sobre ellas colaborando con diferentes jardines botánicos y crear consciencia sobre la importancia ecológica de estas plantas. Él utiliza sus redes sociales como herramientas de educación y exposición de los nenúfares más exóticos del mundo, tratando de acercar al público su cultivo de forma sencilla y exitosa.

Bibliografía

Seymour, R. S., & Matthews, P. G. (2006). The role of thermogenesis in the pollination biology of the Amazon waterlily Victoria amazonica. Annals of Botany, 98(6), 1129-1135.

Sigue a Tomy en Instagram:  @tomyescribano

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