Sociedad — 30 de abril de 2018 at 22:00

Solo lo imprescindible

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A medida que se adquiere experiencia en el Camino de Santiago, desarrollamos múltiples habilidades. Algunas pueden parecer banales, pero su importancia es grande cuando las horas se acumulan en los pies. Es este el caso. Se trata de la capacidad de discernir qué cargamos en la mochila y qué dejamos fuera de ella.

Es usual llevar algo para leer durante el Camino. En el caso de un peregrino que nos encontramos, llevaba un par de libros de texto ¡y un diccionario! Yo mismo he cambiado en este aspecto a lo largo de los años. En las últimas etapas que realicé desde León hasta Santiago, recuerdo que solo cogí un libro, y delgado. Eso sí, lo leí varias veces.

¿600 gramos es un gran peso? Aparentemente no, pero después de 36.000 pasos os aseguro que sí. La suma de kilómetros en las piernas, las horas con la mochila en la espalda, te hacen comprender que hay cosas que no vale la pena llevar encima. Uno acaba distinguiendo con claridad qué es lo imprescindible. Puedes aprenderlo por las buenas, o bien, por las malas. Os daré un ejemplo.

En cierta ocasión, a punto de entrar en una población, una persona se paró delante de mí a unos metros, y respiró profundamente; es decir, resopló. Al momento, desabrochó la correa de la mochila de su cintura y, ni corta ni perezosa, se quitó el cinturón. Era de cuero, muy ancho, y con una gran hebilla de metal. Lo enrolló rápidamente y, con un gesto triunfante, lo lanzó a un cubo de basura que había a su lado. Tras un suspiro, siguió caminando. No sé cómo acabó la etapa esa persona, pero, vista la anécdota, nos lo podemos imaginar…

No hace falta recorrer el Camino Jacobeo para aprender esto. Al igual que la persona del cinturón, nosotros también nos damos cuenta de las cosas prescindibles cada vez que tenemos una mudanza. Solemos almacenar cosas «por si acaso», o porque «uno nunca sabe». Pero llevemos esta situación a otro terreno, y veremos que también almacenamos costumbres y hábitos innecesarios que pesan mucho. Y aún más. También cargamos manías y prejuicios que lastran nuestro recorrido hasta límites insufribles. El Camino te muestra, con gran transparencia, que es muy doloroso andar por la vida con tanto peso inútil.

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