Arte — 30 de noviembre de 2020 at 23:00

El último pasillo, de Ciudad Jara

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El último pasillo (Ciudad Jara)

Pablo Sánchez es, sin duda alguna, uno de los grandes genios que ha aterrizado en el panorama musical en los últimos años. Por suerte, no ha tardado mucho, tras la disolución de La Raíz, en ofrecernos un nuevo trabajo: Donde nace el infarto.

Ciudad Jara no es una continuación de La Raíz, aunque los seguidores de la banda valenciana no se sentirán defraudados. Han desaparecido los vientos y los ritmos más bailables, y seguramente esto se va a notar en los directos. Recordemos que uno de los fuertes de La Raíz era ese potente sonido que lograban con un mestizaje musical, siempre con fondo de rock, y unas letras reivindicativas que coreaban los asistentes a los conciertos.

Donde nace el infarto rebosa calidad musical y unas letras repletas de sensibilidad y belleza. Dentro del alto nivel de las composiciones, destacaría dos auténticas joyas, como La canción del pensador y Las manos.

El último pasillo es una de las piezas más enérgicas del disco, donde las guitarras eléctricas son protagonistas; incluso hay un pequeño solo (algo inusual en las canciones de Pablo). La canción trata el tema de la muerte y nos hace la reflexión de que es en ese momento cuando el ser humano se iguala a otros seres humanos, más allá de cualquier condición social, económica… todos hemos de pasar por ahí.

La ignorancia de lo que puede suceder tras la muerte suele producir miedo y rechazo, siempre que pensemos en la muerte como el paso a un vacío, a un «nada más», a la destrucción paulatina de nuestro robot material.

Sin embargo, más allá de nuestras creencias (basadas en una forma de fe), a todos nos gustaría saber algo más sobre la muerte.

Si hacemos un breve repaso histórico por diferentes civilizaciones, curiosamente encontraremos que la dualidad vida-muerte no era tal. Más bien hablaban de una continuidad: se nacía y se moría, todo el mundo pasaba por ahí. Eran puertas que se abrían y se cerraban y ese acceso tanto a la vida como a la muerte no era traumático, sino más bien natural, puesto que en la naturaleza existe la vida y la muerte.

La muerte es importante, pero también es muy importante la vida. En el antiguo Egipto la muerte era el camino para poder acceder a la Vida con mayúsculas. Para ellos la vida era una preparación para esa «otra vida».

No pretendo convencerte de nada, pues es muy poco lo que sé y además no es la función del filósofo, pero aprovecho esta canción de Ciudad Jara para que puedas reflexionar un instante sobre lo maravilloso que es vivir y las oportunidades que nos da la vida para aprender y ser mejores seres humanos.

¿Y la muerte?… tal vez no sea muy diferente.

«No olvides que eres actor en una obra, corta o larga, cuyo autor te ha confiado un papel determinado. Y ya sea este papel el de mendigo, príncipe, cojo o de simple particular, procura realizarlo lo mejor que puedas. Porque si ciertamente no depende de ti escoger el papel que has de representar, sí el representarlo debidamente» (Epicteto).

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