Arte — 1 de noviembre de 2025 at 00:00

Todo tiene su fin (Medina Azahara)

por

Medina Azahara

Fue uno de sus grandes éxitos, pero no todo el mundo sabe que la canción no es del grupo. Ellos reconocen su profunda admiración por uno de los pioneros del rock progresivo y sinfónico: Módulos, que fue un grupo español formado en Madrid en 1969. Todo tiene su fin era, en principio, la cara B del segundo single del grupo, publicado en diciembre del mismo año.

La canción es una reflexión alrededor del final de una relación sentimental. Es aceptar que en la vida existen los ciclos y que siempre hay un principio y puede haber un final o, por lo menos, un cambio de ciclo, aunque siempre quedan los buenos recuerdos y las experiencias. Debemos aceptar la evidencia de que en la vida hay etapas y que debemos tener la capacidad de asumir cuándo ha llegado el momento de cada etapa y cuándo su final.

Y a esta determinación han llegado Medina Azahara después de cuarenta y cinco años en activo. No es casualidad que su gira de despedida, que acabará en 2026, tenga ese título. Podríamos asegurar que Medina Azahara son los Rolling Stone españoles. No hay ningún otro grupo más longevo que ellos.

A pesar de ello no siempre fue todo fácil. Tras una primera etapa llena de éxitos, aparece la Movida con gran apoyo por parte de periodistas, radios y discográficas. Sin embargo, y a pesar de las presiones para que se adaptaran a la moda popera (les llegaron a «sugerir» que se cortaran el pelo y «suavizaran» su sonido), siguieron fieles a sus esencias: hard rock y raíces andaluzas.

Y en los tiempos que corren hay dos virtudes que personalmente admiro: ser fiel a tus ideas y no estar apegado a la fama, al poder, a los cargos. Es encomiable tener la capacidad de asumir que todo tiene su fin.

Manuel Ibáñez afirma que la «culpa» de este fin la tiene el alemán Tony Kross. Grandes aficionados al futbol observaron cómo el pasado año, el ahora exjugador de fútbol del Real Madrid, anunció su retirada del fútbol profesional jugando a su mejor nivel. Podía haber alargado su carrera algunos años más, como otros hacen, pero decidió irse con la cabeza alta y no esperar a arrastrarse por los campos.

Esta determinación del futbolista alemán la toma como suya Medina Azahara: retirarse cuando todavía llenan estadios y su sonido e inspiración son igual de potentes que siempre.

Por eso digo que es una gran virtud no aferrarse al cargo y vivir de glorias y tiempos pasados. A lo contrario a esta virtud en clave política, Platón, en su diálogo la República, lo llama timocracia. El gobernante timócrata prefiere ante todo los honores y el reconocimiento por parte de sus conciudadanos. No busca mejorar la sociedad, prefiere mejorarse a sí mismo (económicamente, claro) y que los demás le admiren. Y por encima de todo, busca aferrarse al cargo: hará todo lo posible para mantenerse en el poder.

Es curioso, desde el punto de vista filosófico, cómo describe Platón los diferentes sistemas de gobierno que pueden dirigir un Estado y cómo estos se van sucediendo según aparece la corrupción en ellos.

En primer lugar, habla de la aristocracia, aunque la aristocracia platónica nada tiene que ver con el actual concepto de obtener ciertos privilegios por ser de noble cuna. Para Platón, el gobernante aristócrata es el ser humano justo y sabio. Ante todo, es generoso y no busca su interés personal. Por eso no posee riquezas y por ello el Estado se encarga de cubrir sus necesidades de alojamiento y sustento.

Por debajo de la aristocracia aparece la timocracia, de la que ya hemos hablado, que da paso a la oligarquía. En este sistema de gobierno son los ricos los que toman el poder y se produce una gran fractura: los que tienen dinero y los que no. Los ricos harán lo posible por no perder sus privilegios y riquezas.

Ante las injusticias de los oligarcas, los pobres se rebelan y toman el poder. Pero tampoco estos están instruidos en el arte de gobernar. Las mayorías ostentan el poder y lo que prima ante todo es la búsqueda de la libertad. También aquí aparece la corrupción, y el poder del pueblo poco a poco deja de ser para el pueblo. Solo importa el partido y los que simpatizan con él. Lo que importa es mantenerse en el poder a toda costa y ganar las siguientes elecciones.

Ante las injusticias partidistas que conducen al caos, el pueblo busca alguien que imponga el orden. Aparece el tirano que se autoproclama defensor del pueblo. En realidad, también busca el poder y no mejorar a la colectividad ;acaba corrompiéndose. Otro tirano intentará destronarlo y ocupar su lugar.

Aunque estos sistemas de gobierno están diferenciados unos de otros, podemos observar que algunas características conviven en nuestros tiempos. En realidad, los sistemas de gobierno que describe Platón pueden darse en cualquier sociedad conviviendo unos con otros. No hay que ser muy inteligente para darnos cuenta de que los Gobiernos de nuestra época viven de las apariencias y, a través de los impuestos (más o menos necesarios), acaparan el dinero de la mayor parte de la población.

La solución que aporta Platón es el gobierno de los justos. En este caso, en la aristocracia platónica (insisto en que nada tiene que ver con lo que actualmente entendemos por aristocracia), el que gobierna trata de mejorar a la sociedad a través de la justicia social.

Inspirándose en Platón, Noam Chomsky afirma que la sociedad está dividida en la clase especializada dirigente y la clase dirigida. Los primeros se sirven de la propaganda y controlan el acceso a la información. Mantienen la ignorancia y la distracción del rebaño. Pero deberán velar de modo que la masa no llegue a descubrir el teatro del que forma parte.

El único modo de que algunos seres humanos pudiesen ejercer el gobierno del pueblo sin someterse a los dictados de la economía y sus dueños (los amos de la sociedad-caverna) es que fueran aristócratas a la manera platónica, esto es, incorruptibles, que se dedicaran al servicio del bien común. Seres humanos que habrían de gobernarse a sí mismos antes de gobernar a los demás. Porque ¿cómo se puede dirigir justamente a otros si no se hace con uno mismo?

Volviendo al inicio del artículo, sería loable que nuestros políticos actuales tuviesen la capacidad de, ante todo, tratar de mejorar la sociedad y a sus ciudadanos. Y si esto no lo consiguen por propia incapacidad, ser capaces de renunciar al cargo.

Pero claro, hay que tener un alto sentido de la moral y la justicia para renunciar a las prebendas que otorgan los cargos.

Desgraciadamente, esto no suele suceder. Es más, en muchas ocasiones, cuando llegan a dar cuentas ante la justicia, en lugar de reconocer sus errores y asumir la culpa, se dedican a mentir o al tan recurrido «y tú más». Los mediocres buscan igualarse en la mediocridad y no en la grandeza.

Vi a Medina Azahara cuando era un adolescente, los he visto en varias ocasiones y los vi hace poco por última vez. A lo largo de su carrera se han mantenido dignamente dentro del panorama rockero y, llegado el momento, son capaces de reconocer que ha llegado el final. Más allá de los gustos musicales, siempre se han alejado de la mediocridad y han buscado la grandeza tanto en sus composiciones como en sus directos.

En este último concierto, su despedida fue muy emotiva:

«Os deseo que seáis muy felices, que tengáis mucha paz, mucho amor y mucha libertad».

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