Editorial — 31 de mayo de 2014 at 22:00

Hagámoslo de otra manera

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Se atribuye a Einstein la frase que indica que no podemos pretender que las cosas cambien si hacemos siempre lo mismo. El ingenio de un hombre sabio como él es capaz de encerrar una gran verdad en pocas palabras, que en este caso representan un estado de ánimo generalizado sobre el cual nos conviene reflexionar.

Es evidente que no estamos satisfechos, en esta época de crisis que se extiende a todos los niveles, desde el moral al económico, sin olvidar la identidad. Sentimos que un ciclo termina pero no llegamos a vislumbrar el rumbo que tomará la Historia, ni nosotros mismos. No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa, dijo Ortega, otro sabio condensador de ideas y propuestas. Nos falta el ímpetu, o la determinación para decidirnos a cambiar, a dejar de hacer lo mismo y admitir que hay otros caminos que vale la pena explorar, para averiguar hacia dónde nos llevan y saber a dónde queremos ir. No nos atrevemos a hacer otras cosas, pero tampoco estamos conformes con lo que estamos obteniendo a cambio de hacer lo que hacemos. Ya no se trata de abandonar la “zona de confort”, de la que hablan los psicólogos, porque no hay confort en nuestro descontento, en nuestra insatisfacción. Quizá nos estamos dejando llevar por una especie de fatalismo que nos hace aceptar la situación como inevitable, marcada por un destino ciego y caprichoso que favorece a los más egoístas y avariciosos y castiga sin piedad a los más débiles.

De esto tratan algunos de nuestros contenidos de este mes, de invitarnos a la reflexión y al diálogo con nosotros mismos, como paso previo a esas decisiones que sabemos que deberemos tomar para que nuestra existencia esté más en armonía con lo que de verdad importa, con la condición de que sepamos descubrir en qué consiste.

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