Sociedad — 1 de septiembre de 2025 at 00:00

Hansel y Gretel: las fases del duelo

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Hansel y Gretel: las fases del duelo

Si hay algo que tenemos en común todos los seres humanos, sin importar el lugar ni el momento histórico en el que hemos vivido o vivimos, es que absolutamente todos, en varios momentos de nuestra vida, pasamos por la experiencia del duelo.

Este proceso psicológico se acciona ante la pérdida o un cambio trascendental en nuestra vida: una mudanza, la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, la pérdida de un amigo o un empleo, etc. Dicho cambio nos genera sufrimiento y toda una serie de cambios emocionales que pueden afectar a nuestra forma de percibir el mundo y la vida.

Bien, esta es la definición de «duelo» que nos ofrece la psicología del siglo XXI, pero sabemos que este término nació allá en la Edad Media, «para expresar la tristeza y el dolor que siente el superviviente por el fallecimiento del ser querido» (María Sánchez, 2022).

Ya en la prehistoria, los neandertales también tenían su propia forma de despedirse de los difuntos, acicalándolos y enterrándolos con sus pertenencias. Es decir, que el luto y, por tanto, el duelo, nos han acompañado desde que el ser humano existe.

Por esto mismo, es lógico pensar que en la Antigüedad tenían sus herramientas para describir este proceso y comprender así qué les estaba pasando cuando una pérdida era más difícil de afrontar de lo «normal»: los cuentos.

Tradicionalmente, los mitos, cuentos y fábulas son herramientas que usaban la tribu y la civilización para transmitir sus valores y consejos de vida. En épocas en las que había enfermedad, hambruna e ignorancia, la muerte y el luto eran compañeros habituales, por lo que no es de extrañar que muchos cuentos nos hablen de este proceso.

En una entrega anterior, exploramos Caperucita Roja como una guía en el proceso de la muerte; hoy analizaremos Hansel y Gretel, como guía en el proceso del luto.

 

El cuento clásico

En general, Hansel y Gretel es una historia que nos habla de la pérdida que sufren unos niños sin su madre, un marido sin su esposa, una familia sin medios económicos.

Al principio, encontramos a un leñador con dos hijos que vuelve a casarse, pero esta vez, con una mujer malvada que, ante la pobreza y hambruna que está sufriendo la familia, propone a su marido abandonar a los niños, llamados Hansel y Gretel. Aunque al principio se niega, cederá una primera vez, en la que los niños conseguirán volver gracias a un camino de piedrecitas blancas hecho por el propio Hansel. Habrá un segundo intento de abandonar a los niños que, esta vez, surtirá efecto a pesar de los esfuerzos de Hansel por hacer un nuevo camino con miguitas de pan. Desesperados, los niños vagarán perdidos por el bosque durante tres días hasta que, llevados por un pájaro blanco, encontrarán la famosa casa hecha de dulces. Allí conocerán a la malvada bruja, quien encerrará a Hansel para comérselo y obligará a Gretel a limpiar y cocinar. En este pasaje, Hansel logrará engañar a la bruja, aprovechándose de su mala vista, ofreciéndole un hueso en vez de su dedo cada vez que esta quiera saber si el niño ha engordado. Tras cuatro semanas en cautiverio, Gretel logrará acabar con la bruja, encerrándola en un horno encendido, y liberará a su hermano, momento en el que recogerán todos los tesoros que tenía escondidos la bruja y regresarán a casa, atravesando un lago a lomos de un cisne blanco. Al llegar, descubrirán que la madrastra ha muerto y vivirán felices para siempre con su padre.

Si os gustaría recordar el cuento con más detalle, aquí compartimos una versión narrada: https://www.youtube.com/watch?v=FiRV2zJMsuk&list=PL-LUGV_OoCMHuTALpFqZ1kA6d_LDpVU6A&index=1

Aunque no parezca que hable del luto debido a la figura de la madrastra, sí entendemos que todo el cuento se basa en la lucha de unos niños desprotegidos, que no se tienen más que el uno al otro, para recuperar algo perdido: su hogar.

Simbólicamente, en realidad, los hermanos representan la dualidad que a todos nos forma: cuerpo y alma, inteligencia y forma, acción y emoción.

Por eso, cuando leemos o escuchamos el cuento, en realidad no estamos conociendo a dos hermanos que quizá vivieron en Alemania, sino a dos partes de nosotros mismos, que durante la historia aprenderán a trabajar en equipo de forma armónica.

En su clave psicológica, este cuento describe el proceso por el que pasaremos mental y emocionalmente cuando nos llegue la experiencia del duelo, por lo que, para entenderlo mejor, vamos a echar mano del famoso modelo psicológico de las cinco fases del duelo de la doctora Kübler-Ross, psiquiatra especialista en duelo. Nosotros nos basaremos en una pequeña variación que propuso la psicóloga Kristina Hallett, que es esencialmente el mismo, solo que ella lo ampliaba a siete fases para ser un poco más minuciosa.

 

  1. El shock

Todo empieza cuando recibimos la noticia o presenciamos de primera mano esa pérdida: rompemos con nuestra pareja, nos despiden o fallece alguien a quien apreciamos. Aquí experimentamos un primer impacto emocional, en el que nuestro cerebro hará un gran esfuerzo por asimilar la noticia, pero en realidad no lo logrará todavía.

En situaciones estresantes, como la llegada de una mala noticia, nuestro cuerpo puede reaccionar de tres maneras:

* Lucha: el sistema simpático envía impulsos a todo el cuerpo, aumentan los niveles de adrenalina, el corazón bombea más fuerte la sangre para que riegue nuestros músculos, nuestros sentidos se agudizan, etc. Es decir, nuestro cuerpo se prepara para la acción. En este tipo de reacción, percibimos la noticia o el estímulo como una amenaza a la que podemos hacer frente.

* Huida: de manera similar a la anterior, el cuerpo se prepara para ser ágil y veloz, ya que percibimos la amenaza (la noticia o hecho) como un problema que nos supera y, por tanto, el cerebro determina que la mejor respuesta es la fuga.

* Paralización: esta respuesta sigue la misma lógica que la de aquellos animales que fingen estar muertos ante un depredador para resultar desagradables o poco apetitosos y sobrevivir. Sencillamente, aquella parte instintiva en nosotros decide ahorrar sus recursos y energías para destinarlos al procesamiento de la noticia (supervivencia), ya que evalúa que la amenaza es superior y no hay posible huida, por lo que la mejor respuesta es la «no-reacción».

Así vemos que podemos resumir las reacciones de nuestro cerebro en activación de una respuesta o supresión de dicha respuesta, y así es como se muestra en el cuento mediante Hansel y Gretel.

Cuando comienza la historia, nos ubicamos en un escenario de hambruna, en el que los niños escuchan que van a ser abandonados (mala noticia): mientras Hansel reacciona activándose yendo a por las piedras, Gretel se queda bloqueada, lamentándose de su suerte.

 

  1. Negación

Normalmente, tras el impacto emocional de la pérdida, algo dentro de nosotros quiere volver atrás, fingir que nunca pasó. Durante esta fase se activan esos primeros mecanismos de defensa, en los que cedemos a viejos hábitos, como seguir haciendo las cosas de la forma en la que le gustaba a nuestra expareja o como acostumbraba a hacerlo el ser querido fallecido.

De alguna manera, nos negamos a aceptar que dicha pérdida sea irreversible y, por ello, intentamos congelarnos en el pasado mediante nuestras acciones presentes, con la idea de que todo siga al gusto de la persona que se fue por si vuelve, o intentando recrear las antiguas condiciones de vida que teníamos en nuestro anterior trabajo para no romper el confort de lo conocido.

En el cuento, esta fase se refleja con el camino de piedras blancas que Hansel deja para volver a casa, obviando el problema original que provocó el abandono. Si nos detenemos a pensarlo, realmente volver a casa no es una solución adecuada: el verdadero problema no es que les hayan echado, sino que la hambruna les impide repartir el alimento necesario para la familia, o, si queremos verlo de este modo, el camino de piedras tampoco termina con la maldad de la madrastra, de quien fue la idea de desampararlos.

En realidad, el camino de piedrecitas blancas es solo un mal parche a un problema mucho mayor. Ya sea porque Hansel carece de la madurez necesaria para comprenderlo, o porque realmente no quiere admitir que es un problema el que no haya suficiente comida para todos, el caso es que su reacción le impide elaborar una solución duradera, lo que irremediablemente desemboca en la siguiente fase del duelo.

 

  1. Negociación

Poco a poco, empezamos a comprender que, a pesar de nuestros esfuerzos, no podremos borrar el nuevo estado en el que nos encontramos: el fallecido no resucitará, la ruptura no se olvidará o la empresa no nos readmitirá. Sin embargo, aún no nos damos por vencidos del todo, pues empezaremos a intentar «negociar» nuevos términos, es decir, llevaremos a cabo conductas que nos permitan calmar la angustia de la pérdida, darnos la sensación de que todavía tenemos cierto control sobre la situación. Por ejemplo, contactaremos con nuestra expareja y trataremos de hacerla volver prometiendo que todo será diferente; celebraremos un rito funerario para negociar con Dios un buen futuro para la persona fallecida, aunque no nos la devuelva; o quizá, soltaremos un puñado de migas de pan con la intención de dejar un camino de vuelta a casa por segunda vez.

Es curioso que sea en esta fase del cuento cuando el padre leñador y la madrastra negocian si abandonar o no a los niños de nuevo. Este debate nos coloca frente a la situación de partida otra vez y genera desesperación por dos razones: por explorar soluciones nuevas, queriendo evitar la situación de dolor y, por ver que ni siquiera con esas nuevas propuestas obtenemos resultados favorables.

En Hansel y Gretel esto se refleja en la escena donde Hansel percibe por segunda vez el problema (hambruna, abandono), y su forma de llevar a cabo una «negociación» con este, es intentando volver a crear un camino hacia casa. Pero esta vez, el cuento nos advierte de que aplicar una solución que nos lleva de vuelta a la situación inicial no sirve más que para perdernos en el dolor, tal y como los hermanos se pierden en el bosque.

Para terminar de explicar esta fase, quisiera apuntar que también resulta curioso que, a lo largo de todo el cuento, va apareciendo de forma casual el color blanco (piedras, pájaro y cisne), ya que, simbólicamente, este color se asocia al espíritu, pero también al luto en culturas orientales.

 

  1. Ira

En esta fase surgen la frustración y la impotencia. Nos damos cuenta definitivamente de la situación en la que nos encontramos, pero todavía nos negamos a aceptarla, bien porque nos parece «injusta», bien porque sencillamente no queremos sufrir. Así que buscaremos atribuir la culpa de la pérdida a algún factor y realizaremos acciones para intentar que nuestro estado emocional y nuestro contexto se mantengan iguales que antes de la pérdida. Aquí exploraremos qué cosas podemos hacer para revertir la situación, pero, a diferencia de la fase anterior, en la que negociábamos con resignación, ahora sentiremos rabia, tristeza… Puede parecer que estamos peor, pero en realidad, sentir frustración es una buena señal, porque solo nos generan impotencia aquellas cosas que comprendemos que no podemos cambiar.

En el cuento que nos ocupa, esta etapa del duelo se refleja en el fragmento donde andan durante tres días, siguen al pájaro blanco y comienzan a comer la casa de dulces, ya que todas estas acciones se emprenden para intentar dar solución a un problema que ya han aceptado. Dicho de otra manera, no vuelven a buscar la forma de volver a casa, sino que emprenden un camino en busca de una alternativa.

Cierto es que aún no han solventado el problema, porque Hansel insiste en consolar a una Gretel todavía muy pasiva, como si nada hubiera pasado y, tiempo después, en la casita de dulces, esa solución que encuentran a la hambruna es tan solo un parche: todos sabemos lo que sucede cuando comemos un dulce al tener hambre; el pico de glucosa nos alivia, pero no por mucho tiempo.

 

  1. Tristeza

Tras la impotencia, surge la pena. Empezaremos a asumir la pérdida y esto generará desconsuelo, melancolía, dolor y aislamiento social. Aquí interiorizamos el sufrimiento. Debemos entender que la tristeza es un sentimiento diseñado para asimilar las cosas que nos pasan, procesarlas y digerirlas.

Por eso mismo, la siguiente escena del cuento tras comer un trocito de ventana o tejado, es encontrarnos con la bruja y pasar dentro de la casa, símbolo de nuestro propio interior.

Primero vemos esa parte dolorosa en la que la viejita amable resulta ser una bruja; es decir, de algún modo descubrimos que, a pesar de todo, el ser u objeto perdido, no regresa. El cuerpo queda encarcelado, paralizado, y esto se refleja en dos tipos de reacciones: no comemos bien y no dormimos bien, como Gretel, o nos da por engordar, como Hansel.

Todas las acciones que lleva a cabo Gretel en el cuento (limpiar la casa y cocinar para la bruja) pueden interpretarse como ese proceso de preparación de la psique, ese tiempo en el que trabajamos en nuestro interior. Y vemos que empieza a avanzar hacia la siguiente fase cuando Gretel, o esa parte más cabal en nosotros, le da instrucciones a Hansel sobre cómo salvarse de la bruja, la cual podría ser una personificación de esta etapa depresiva.

 

  1. Aceptación

Cuando te hundes hasta tocar el fondo, lo único que puedes hacer es resurgir.

Por fin, llegamos a las últimas fases del duelo, donde empezamos a reconciliarnos con lo sucedido y con nuestras emociones. Llega, lentamente, la reflexión progresivamente objetiva, la comprensión que genera y la calma que esto conlleva. En esta etapa asimilaremos definitivamente la pérdida y empezaremos a vislumbrar nuevos caminos, metas y objetivos, hecho que nos permitirá avanzar.

En Hansel y Gretel, lógicamente, esta fase se corresponde con el momento en el que, por fin, nuestra conciencia, nuestro mundo emocional, o nuestra Gretel, reacciona y quema a la bruja en el horno.

Como dijimos en el programa de análisis simbólico, el horno o el acto de «quemar» en los cuentos, en realidad significa algo así como purificarnos, deshacernos de aquellas partes oscuras de nuestra psique, traer luz a nuestro mundo interior. En el contexto del duelo, si la bruja personificaba la depresión, quemarla significa salir adelante. Es cierto que la tristeza tiene su función —la de ayudarnos a asimilar los acontecimientos desagradables—, pero si dejamos que permanezca demasiado tiempo en nuestra casa, nuestra mente, la tristeza nos comerá (creo que el cuento no puede ser más claro en su advertencia). Debemos purificar la tristeza y liberar al cuerpo, que en palabras más prácticas sería revitalizarlo: quemar esas fotos o pertenencias de la pareja que me dejó, esparcir las cenizas del ser querido que falleció, salir a pasear, crear nuevos hábitos y aceptar la nueva vida que se nos presenta.

 

  1. Superación

Finalmente, seguimos adelante con nuestras vidas, recogemos los recuerdos valiosos que teníamos con la persona fallecida o de aquello que perdimos, extraemos los elementos que nos enriquecen y hacemos las paces con lo que nos dolió, pues ya lo hemos quemado. Hemos llegado a la última etapa del duelo, el final de un proceso que puede durar días o años… Una señal que podemos observar en esta etapa es que ya podemos hablar o pensar en aquel ser querido con una sonrisa, o de aquel trabajo o expareja sin que el rencor ensucie nuestra mirada.

El final del cuento así lo refleja, pues los niños no se quedan para contemplar el horno ni insultar a la bruja, sino que recogen los tesoros de la casa y marchan hacia adelante, tan ligeros que ni siquiera le pesan a un cisne, tan ricos en experiencia que recuperan la serenidad de su lugar de origen, su auténtico centro, su hogar emocional/espiritual.

Algo a observar en esta fase es que, si nos fijamos, en la etapa de negación buscábamos atajar, regresar por el mismo camino de siempre, el mismo camino que nos echaba de nuestro centro; pero este camino a casa, el de la etapa de superación, es distinto: aquí no cargamos con piedras ni con migajas; aquí hemos atravesado un lago cristalino a lomos de un cisne blanco, paso a paso, cuerpo y alma, siendo conscientes de los tesoros que nos regaló la experiencia o aquel ser querido. Este volver a la casa del padre es reencontrar nuestro centro, ese del que nos echó el shock y al que ahora volvemos con la serenidad que regala la aceptación.

 

Conclusión

Leyendo el cuento con detenimiento, nos damos cuenta de que podríamos ordenar las fases de otra manera; esto también pasa en la vida real, pues en realidad estas fases son cíclicas y cada persona las vive de una manera: hay quien pasa del shock a la aceptación directamente, hay quien primero experimenta depresión y después ira, etc.

Lo importante de esto no es tanto diagnosticarnos a nosotros mismos o a las personas que nos rodean; lo que queremos que el amigo lector recuerde es que, ante cualquier momento de la vida, uno puede encontrar un pedazo de verdad en un cuento, puede encontrar la respuesta a una pregunta, aun cuando esta no está bien definida…, porque las preguntas que nos hacemos hoy siguen siendo las mismas que se ha hecho toda la humanidad a lo largo y ancho del mundo y de la historia.

Valoremos las fábulas, las leyendas y la sabiduría que se esconde en esos viejos relatos, mitos y cuentos. Y ante el dolor y el sufrimiento, recordemos el consejo que nos dan los hermanos Hansel y Gretel: aceptar los cambios no es olvidar; es quemar lo que no sirve, recoger lo mejor de la experiencia y avanzar.

Muchas gracias por leer y recordad: «sed el héroe de vuestro propio cuento».

Si quieres escuchar nuestro podcast SIMBOLISMO EN LOS CUENTOS, en el que ofrecemos una visión distinta del cuento (sobre la dualidad cuerpo y alma), puedes encontrarnos en:

Podcasts de Nueva Acrópolis España: https://www.youtube.com/c/NuevaAcropolisEspa%C3%B1a/podcasts

Programa 9a, Hansel y Gretel: https://www.youtube.com/watch?v=FiRV2zJMsuk&list=PL-LUGV_OoCMHuTALpFqZ1kA6d_LDpVU6A&index=1

Programa 9b, Hansel y Gretel. Análisis del cuento: https://www.youtube.com/watch?v=r1o3UT-QJ8s&list=PL-LUGV_OoCMHuTALpFqZ1kA6d_LDpVU6A&index=2

Fuentes

Cínica Galatea. ¿Qué es el duelo?. 17 de octubre del 2019. Consultar en: https://www.clinica-galatea.com/es/bloc/duelo/

Martín Fuertes, Pedro M. y Martín Cánovas, Elena. Las 5 fases (o etapas) del duelo: la teoría de Kübler-Ross, Centro de Psicología Integral MC. 22 de enero del 2019. Consultar en: https://centrodepsicologiaintegral.com/las-5-fases-o-etapas-del-duelo-la-teoria-de-kubler-ross/#:~:text=La%20teor%C3%ADa%20de%20las%205,siempre%20que%20sufrimos%20una%20p%C3%A9rdida

Palacios, Jerónimo. Las fases del cambio traumático. 20 de abril del 2010. Consultado en: https://jeronimopalacios.com/cultura/las-fases-del-cambio-traumatico/

Sánchez, María. El duelo a lo largo de la historia, NEURONDIVERSO. 08 de diciembre del 2022. Consultado en: https://www.neurondiverso.org/el-duelo-a-lo-largo-de-la-historia/

Dra. Hirsch, Larissa. All About Your Brain and Nervous System (El cerebro y el sistema nervioso), NEMOURS Children’s Health. Mayo del 2019. Consultado en: https://kidshealth.org/es/teens/brain-nervous-system.html#:~:text=El%20sistema%20nervioso%20simp%C3%A1tico%20prepara,cuerpo%20que%20la%20podr%C3%ADan%20necesitar.

Silvente, Cristina. En estado de shock, El Hueco de mi Vientre. 18 de enero del 2017. Consultado en: https://www.redelhuecodemivientre.es/en-estado-de-shock/

 

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