Sociedad — 1 de junio de 2025 at 00:00

El duelo y el viaje del héroe: una mirada integrada

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El duelo y el viaje del héroe: una mirada integrada

Este artículo explora el vínculo entre el proceso de duelo, tal como lo describe la doctora Elisabeth Kübler-Ross, y el viaje del héroe de Joseph Campbell. Ambas perspectivas, aunque provienen de contextos diferentes, ofrecen una profunda comprensión de los desafíos y transformaciones que enfrenta el ser humano cuando se confronta con la pérdida. Al integrar estas dos visiones, se puede obtener una comprensión más rica y matizada de cómo las personas enfrentan el dolor y el cambio, a la vez que se revela un enfoque simbólico y práctico que puede ser de gran valor para profesionales del acompañamiento y la salud.

La experiencia del duelo es universal y, a la vez, profundamente personal. Cada individuo atraviesa el proceso de duelo a su manera, pero las dinámicas subyacentes siguen ciertos patrones arquetípicos. La doctora Elisabeth Kübler-Ross, pionera en el estudio de la tanatología, identificó cinco etapas emocionales que atraviesan las personas ante la pérdida: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Por otro lado, Joseph Campbell, en su obra El héroe de las mil caras, propuso el «viaje del héroe», un arquetipo narrativo que ilustra el proceso de transformación que enfrentan los seres humanos en momentos de crisis a través de desafíos, transformación y redención.

Ambas visiones comparten similitudes notables en su estructura profunda y simbólica que permite entender el duelo como una travesía de transformación interior, similar a la aventura del héroe que debe enfrentarse a lo desconocido para emerger con una nueva comprensión de sí mismo y de la vida.

El duelo como transformación arquetípica

Según Kübler-Ross, el duelo es un proceso no lineal que puede abarcar desde la negación inicial hasta la aceptación de la pérdida. Este viaje emocional y psicológico se parece mucho al viaje del héroe, en el cual el individuo (en este caso, la persona en duelo) es «llamado» a enfrentarse a una realidad que no desea y debe superar obstáculos internos y externos para lograr una forma de redención o reconciliación con la vida después de la pérdida.

En este sentido, el duelo puede ser visto como una «aventura arquetípica» en la que el doliente se enfrenta no solo al dolor de la ausencia, sino también a las emociones profundas que surgen en el proceso de reorganizar su mundo interno.

El proceso del duelo

El duelo es una respuesta natural a la pérdida, que puede incluir la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, una relación o incluso un sueño. Kübler-Ross identificó cinco etapas que a menudo se atraviesan: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Aunque estas etapas no son necesariamente lineales y cada persona las experimenta de manera única, brindan un marco para entender la complejidad emocional del duelo.

  1. Negación: En esta primera etapa, la persona se enfrenta a la realidad de la pérdida, a menudo sintiendo que no puede ser verdad. Es un mecanismo de defensa que permite tomarse el tiempo necesario para poder integrarlo en su experiencia.
  2. Ira: La ira puede surgir hacia uno mismo, hacia otros o incluso hacia la misma situación. Este sentimiento refleja la frustración por la incapacidad de cambiar la realidad de la pérdida.
  3. Negociación: Durante esta etapa, las personas intentan recuperar el control de su vida y pueden hacer promesas a cambio de aliviar su dolor, buscando respuestas a preguntas sin respuesta.
  4. Depresión: Aquí, la persona puede experimentar una tristeza profunda, sintiendo la carga de la realidad. Es un tiempo de reflexión y confrontación con el dolor.
  5. Aceptación: La aceptación no significa que la pérdida ya no duele, sino que se comienza a encontrar una nueva forma de vivir con ella, integrando la experiencia en la vida cotidiana.

El viaje del héroe y el duelo: un paralelismo profundo

Campbell propone que el héroe describe un proceso universal que se encuentra en todas las mitologías y relatos del mundo a lo largo de la historia. Este viaje se estructura en varias etapas que reflejan la transformación del héroe, quien debe enfrentar desafíos, aprender lecciones valiosas y regresar a casa con nuevos conocimientos.

Estas etapas pueden conectarse de manera simbólica con el duelo, proporcionando un mapa útil para comprender las emociones y los desafíos que enfrenta una persona en duelo.

  1. La llamada a la aventura – Negación: En el viaje del héroe, la llamada a la aventura es la invitación a dejar atrás lo familiar. En el duelo, la «llamada» es la realidad de la pérdida, que generalmente provoca una reacción de negación. El héroe, al igual que el doliente, inicialmente se resiste a aceptar la nueva realidad, prefiriendo refugiarse en lo conocido.
  2. Cruzar el umbral – Aceptación inicial de la pérdida: Una vez que el héroe cruza el umbral hacia lo desconocido, se compromete con el proceso de transformación. En el duelo, este momento ocurre cuando la persona comienza a aceptar, aunque sea de manera parcial, la realidad de la pérdida. Esta aceptación inicial es dolorosa pero necesaria para avanzar en el proceso.
  3. Pruebas y desafíos – Ira, negociación y depresión: Durante el viaje, el héroe enfrenta pruebas y desafíos que lo ponen a prueba. En el duelo, estas «pruebas» se manifiestan en la ira, la negociación y la depresión. Cada una de estas etapas representa un enfrentamiento emocional con la pérdida, donde el doliente puede sentirse abrumado, frustrado o impotente.
  4. La muerte simbólica y la resurrección – Reconstrucción emocional: El héroe siempre atraviesa una especie de «muerte simbólica» antes de poder resurgir transformado. En el duelo, este momento corresponde a la profunda depresión, donde la persona puede sentir que ha llegado a su punto más bajo. Sin embargo, esta fase también es crucial, ya que de ella surge la posibilidad de una transformación emocional a través del sufrimiento.
  5. El retorno con el elixir – Aceptación y reintegración: Al final del viaje, el héroe regresa al mundo ordinario con un «elixir», con nuevos conocimientos o habilidades que pueden beneficiar a otros, una sabiduría o don que ha ganado a través de sus pruebas. De manera similar, quienes atraviesan un duelo pueden llevar consigo una nueva perspectiva sobre la vida y el amor, aprendiendo a honrar la memoria de sus seres queridos; este «elixir» es la aceptación final de la pérdida y la reintegración de la persona en su vida diaria, con una nueva comprensión de sí misma y del mundo.

Aplicaciones prácticas para el acompañamiento terapéutico

La integración del viaje del héroe y las etapas del duelo proporciona a los profesionales de la salud y el acompañamiento una herramienta simbólica que puede ayudar a los dolientes a comprender su proceso en términos narrativos. Al usar metáforas del héroe, el terapeuta puede ayudar al paciente a visualizar su duelo no solo como un período de dolor, sino como una travesía que tiene un propósito transformador.

Ejemplos de aplicaciones:

  1. Visualización guiada: Guiar al doliente en una visualización donde imagina su proceso de duelo como una aventura personal. Esta técnica puede ayudar a identificar aliados (personas de apoyo) y «elixires» (aprendizajes) que surgen del proceso.
  2. Reflexión escrita: Pedir a la persona en duelo que escriba sobre su pérdida siguiendo las etapas del viaje del héroe, permitiéndole externalizar su dolor y explorar posibles formas de transformación.
  3. Resignificación de la pérdida: Ayudar al doliente a ver su proceso no solo como algo que le ha sido impuesto, sino como una oportunidad para descubrir aspectos profundos de su propio ser, un cambio de narrativa que puede facilitar la aceptación.

El duelo y el viaje del héroe comparten una estructura arquetípica que refleja las profundas transiciones emocionales y espirituales que atraviesan las personas en momentos de crisis. Al integrar ambas perspectivas, no solo se ofrece una comprensión más rica del proceso de duelo, sino también una herramienta que permite a los profesionales acompañar a sus pacientes desde una perspectiva que honra el sufrimiento, pero que también reconoce el potencial transformador que subyace en él.

En este sentido, el duelo puede ser visto como una forma de aventura heroica, un viaje hacia lo más profundo del ser, que permite, al final, un renacer a una nueva forma de vida.

Integración de ambas perspectivas

Al integrar el duelo y el viaje del héroe, se vislumbra un marco más holístico para entender cómo las personas atraviesan procesos de transformación ante la pérdida. Ambos procesos reflejan una travesía emocional que lleva a un crecimiento personal, aunque a menudo doloroso. El duelo, aunque desafiante, puede ser visto como una forma de viaje heroico, donde el doliente se enfrenta a sus propios dragones internos y emerge con una mayor comprensión de sí mismo y del mundo que lo rodea.

Esta integración también resalta la importancia del apoyo en el camino del duelo. Así como el héroe a menudo encuentra aliados en su viaje, las personas que atraviesan una pérdida se benefician de la compañía de seres queridos, terapeutas o grupos de apoyo que les ayudan a enfrentar sus desafíos emocionales.

La comprensión del duelo como un viaje heroico proporciona una nueva perspectiva sobre la experiencia de la pérdida. Al reconocer las etapas del duelo a través de la lente del viaje del héroe, se puede facilitar una mayor empatía y comprensión en el acompañamiento a quienes atraviesan este doloroso proceso. En última instancia, tanto el duelo como el viaje del héroe ofrecen caminos hacia la transformación y la posibilidad de encontrar significado en medio del sufrimiento, integrando ambos procesos de manera que resulten compatibles con la experiencia humana universal.

Referencias:

Campbell, J. (1949). El héroe de las mil caras. Fondo de Cultura Económica.

Kübler-Ross, E. (1969). Sobre la muerte y los moribundos. Grijalbo.

www.hectorgilgarcia.com

 

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