Historia — 30 de septiembre de 2014 at 22:00

Un manual para sacar partido a la vida

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Las máximas de Ptahotep.

Ptahotep fue un sabio egipcio que sirvió como visir al faraón Djedkare-Isesi, de la V dinastía (en el 2500 a. C. aproximadamente). A los 110 años de edad, y considerando ya pronto el final de sus días, decidió redactar una enseñanza que corporizase todo su aprendizaje y experiencia sobre el «deber ser», después de una vida entera de servicio al faraón y a Egipto.

Una enseñanza que sigue siendo útil

Es un “manual” práctico sobre la recta actitud y conducta, para filósofos, escribas y gobernantes. Un tratado de cortesía para con los demás, y lo que no es menos importante, para con uno mismo, para con la vida. Esta obra fue considerada un clásico durante toda la historia de Egipto, clásico que los escribas copiaron una y otra vez. Un libro como La Eneida de Virgilio, La Ilíada de Homero o las Analectas de Confucio. Es milagroso que haya sobrevivido a la destrucción sistemática del patrimonio egipcio por más de 1600 años, y más milagroso aún, que se conserve un ejemplar completo de la obra, el Papiro Prise, papiro que despertó de un sueño de milenios gracias al ingeniero y pintor Prise d`Avennes (1807- 1879), apasionado del arte egipcio, y que lo adquirió en Tebas.

Es un texto que pertenece a la llamada “literatura sapiencial”. En el prólogo del mismo se anuncia que es “enseñanza, sabiduría”. Se trata de un género literario en que los grandes (visires, sacerdotes, faraones…, es decir, Iniciados) redactaban una “sabiduría” a su sucesor, a fin de facilitar su tarea y evitarle errores; grandes pensadores, que son siempre hombres de experiencia y con los pies en la tierra, y no intelectuales encerrados en las teorías y los análisis de lo real, comparten el mismo deber” [1] . La palabra designada es sebait, que se escribe con un jeroglífico que figura una estrella, “pues se trata de esclarecer el espíritu del lector con una luz de origen celeste” [2] . La raíz egipcia seba, que quizás haya dado origen al sophos griego, o al sabeo caldeo, e incluso al sabio lusitano y castellano, es indicativa de las nociones de “puerta”, “luz” y “enseñanza”. Porque la sabiduría es una puerta que permite acceder a lo invisible, a la esencia y alma de la naturaleza. Porque es luz que ilumina la senda del alma y las sendas de la vida. Y porque los dictados de la sabiduría son el alma de los dictados de la vida; no son una enseñanza más, son LA ENSEÑANZA, tal y como expresó el inspirador del libro “Hojas del Jardín Morya”.

La imagen que representa este término egipcio, seba, es una puerta tras de la cual se halla una estrella de cinco puntas, símbolo de Sirio. Una imagen plena de evocaciones poéticas e intuitivas.

El Papiro Prise

El Papiro Prise se presenta bajo la forma de un tríptico: prólogo, treinta y siete máximas y un largo epílogo. La primera línea de cada máxima se halla escrita en tinta roja, es decir, rubricada, para determinar bien el paso a otro tema. Tras el prólogo se indica el título verdadero del libro, que Christian Jacq traduce como “Máximas de la palabra cumplida”, título que en jeroglífico es, en sí mismo, motivo de un discurso filosófico [3] .

De estas 50 lecciones de vida (cada una de las máximas del libro) hemos elegido unos fragmentos que esperamos se conviertan en joyas alquímicas que llenen de luz y calor tu mente y tu corazón:

  • Si eres un jefe destinado a dar directrices a muchos, busca cada oportunidad de ser eficaz, para que así tu gobierno sea impecable. Luminosa es la Regla (MAAT), duradera su eficacia; ella no ha sido perturbada desde los tiempos de Osiris.
  • Aun cuando todo llega a su fin, el Ideal [4] permanece.
  • Nada codicies, proponte vivir en paz con aquello que tienes y los dones de Dios llegarán naturalmente.
  • No hables en contra de nadie, grande o pequeño. Hacer esto es una abominación de tu propia energía creadora (ka).
  • Dios hace crecer el alma de quien se halla en íntima soledad.
  • Sigue tu corazón durante toda tu vida, halla siempre la justa medida. No disminuyas el tiempo y la vida que pertenecen a tu corazón.
  • Un discípulo pertenece a la semilla de tu propia energía espiritual. No separes de él tu corazón.
  • Aquel a quien los dioses guían no puede extraviarse, aquel a quien privan de barca no podrá atravesar el río de la vida.
  • Si eres poderoso actúa de modo que seas respetado en función de tu conocimiento, tu experiencia y la serenidad de tu lenguaje. No des órdenes más que cuando sea necesario.
  • No repitas un rumor maledicente, no lo escuches. Es la manera de expresarse de quien se halla fuera de sí por la pasión, la exaltación y la ignorancia. Si es necesario di lo que has visto, más que lo que has escuchado. Que el rumor maledicente sea arrojado a tierra, no hables de él en absoluto. Así, el que tienes delante reconocerá tu calidad humana.

 


[1] Christian Jacq, en su introducción a L’ Enseignement du sage égyptien Ptahhotep. Editions La Maison de Vie.

[2] La misma obra citada.

[3] Tjes medet neferet. Tjes , y que aquí se traduce como “máximas” viene de una raíz que significa “ligar, anudar, adherir, ¿tejer?”, pero también “levantar, elevar” y, como indica Christian Jacq, en ciertos contextos, “ordenar, mandar las tropas”. Dicho término es usado para designar las palabras de poder, las órdenes divinas, las expresiones mágicas que ligan el cielo con la tierra (algo así como el concepto griego primitivo de logoi y cuyo significado profundo es el de las armonías o energías –Fohat– que expresan el Pensamiento Divino en la naturaleza en forma de leyes, y “caminos de acción”). El jeroglífico que se usa para escribir este término es una cola de golondrina, a menudo impresa en las piedras de los templos, a fin de unirlas mágicamente entre sí y de acuerdo al Logos o Idea que le sirve de matriz y guía.

El término “medet” se traduce como palabra y esta asociado a medou, “bastón”, pues las palabras son los bastones divinos en que el alma se sostiene para avanzar en las sendas invisibles de su naturaleza mental.

“Neferet” significa “bella, perfecta, cumplida, musical, voz del corazón”. Significa que el libro quiere ser una obra de arte de acuerdo a la belleza, luminosa para tornar luminosos a quienes lean y vivan sus enseñanzas. Perfecta de acuerdo al orden, justicia y medida de MAAT.

[4] Este Ideal es Maat, es decir, la armonía universal.

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