Culturas — 16 de abril de 2007 at 08:57

Dragones: “¿Qué hay de nuevo, viejo?”

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En realidad, los dragones sí que existen. Son reptiles homotérmicos, es decir, son de sangre caliente y su temperatura corporal es controlada internamente, lo que les permite adaptarse a diferentes climas y a mantenerse activos tanto de día como de noche todo el año. Su sistema reproductivo es interno, es decir, por fuera es difícil determinar si un dragón es macho o hembra. Los dragones, al igual que otros reptiles y pájaros, ponen huevos. Un ejemplo es el dragón de Komodo.

Si alguien señalando al cielo gritara “¡un dragón!”, muy probablemente todos (o casi todos) miraríamos hacia arriba ilusionados de poder ver por fin a un dragón de verdad. Sin embargo, es muy poco probable que la advertencia fuera en serio. Los dragones no existen, son fruto de la fantasía mitológica y artística. Solamente en los cuentos los dragones existen, vuelan y escupen fuego por la boca. No obstante, ¿a qué viene este resurgir de los temas de dragones? Los dinosaurios se extinguieron hace unos cuantos millones de años, pero los dragones no han terminado de desaparecer para la gente. ¿Qué tienen de especial, por qué nos atraen tanto?En realidad, los dragones sí que existen. Son reptiles homotérmicos, es decir, son de sangre caliente y su temperatura corporal es controlada internamente, lo que les permite adaptarse a diferentes climas y a mantenerse activos tanto de día como de noche todo el año. Su sistema reproductivo es interno, es decir, por fuera es difícil determinar si un dragón es macho o hembra. Los dragones, al igual que otros reptiles y pájaros, ponen huevos.

Un ejemplo es el dragón de Komodo.Este dragón se creía que sólo existía en las fábulas y legendas que aparecieron el los tiempos medievales. Sin embargo, en el año 1912 se descubrió que era tan real como nosotros. Habita en cuatro islas muy pequeñas de Indonesia: Komodo, Flores, Gili Motang y Rinca. Tres de estas islas son parte del Parque Nacional de Komodo. Es uno de los reptiles más grandes del mundo, llegando el macho a medir 3 metros y pesar aproximadamente 90 kgs. Y la hembra mide 2 metros y pesa 45 kgs.

El dragón (del latín draco, y éste del griego drakon, «víbora» o «serpiente”) aparece en diversas formas en las mitologías de todo el mundo. Los dragones chinos (o Longs), los japoneses (o Ryûs) y los coreanos son vistos generalmente como benévolos, mientras que los europeos son generalmente malévolos. Inversamente, entre los romanos, típicos representantes del Occidente antiguo, el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.

Si un dragón volara desde Toledo hasta Kyoto experimentaría un shock cultural. En efecto, en lugar de ser temido, perseguido y atacado, sería recibido con una los honores propios de una estrella de cine.

A diferencia de sus primos occidentales, los dragones orientales no escupen fuego ni tienen alas. Un dragón típico de Oriente tiene cuernos de ciervo, cabeza de caballo, cuello de serpiente, garras de águila, orejas de toro y bigotes largos como los de los gatos. En las leyendas chinas hay dragones que vigilan los cielos, dragones que traen la lluvia, y dragones que controlan los ríos y arroyos. En Japón, donde se los tiene por seres sabios, amables y siempre dispuestos a ayudar, los dragones han sido durante siglos el emblema oficial de la familia imperial.Los cristianos heredaron la idea hebrea del dragón, que aparece en el Apocalipsis, del apóstol Juan, y en otras tradiciones posteriores. En el arte cristiano del Medievo simboliza el pecado y al aparecer bajo los pies de los santos y mártires representa el triunfo de la fe y los reinos cristianos sobre el pecado.

La leyenda de San Jorge y el dragón, muestra claramente este significado.
En el simbolismo medieval significaban la decadencia y la opresión, aunque sirvieron también como símbolos para la independencia, el liderazgo y la fuerza. En la pauta del viaje del héroe, los dragones representaron el temor. Muchos dragones se presentan también como la encarnación de la sabiduría, por lo que en esas tradiciones matar a uno de ellos no sólo daba acceso a sus riquezas sino también significaba que el caballero había vencido a la más astuta de las criaturas. Otra faceta del dragón en la mitología clásica de la época caballeresca es el dragón como guardián que custodia o secuestra princesas en sus castillos.

La mitología no es cosa sólo del pasado, porque en los últimos años se han creado una serie de leyendas que, ¿quién sabe si se convertirán en los mitos del futuro?
Cualquiera de nosotros podría ser Hank, Shelly, Bobby, Erik, Presto o Diana, esos jóvenes que se habían montado en la nueva atracción de la feria local: «Dragones y Mazmorras». ¿Cómo podían entender ellos que habían sido trasladados a una dimensión paralela donde los dragones eran de verdad?

Como único guía en esta nueva vida, está el misterioso Amo del Calabozo, un poderoso mago que otorgará a los protagonistas fantásticos poderes y les hará correr mil y una aventuras. “Dragones y Mazmorras” llegaba a nuestros televisores avalado por la moda de los juegos de rol y sus personajes pronto se ganaron el corazón de los telespectadores de todo el mundo. Más tarde llegará a la pantalla grande. La trama, como no podía ser menos, sigue el eterno embate del Mal -dirigido por el maligno brujo Profion- contra el Bien, defendido por la Emperatriz Savina y sus valorosos paladines.

¿Quién no ha enfrentado el miedo o el valor como el prota de “Eragon”? La leyenda nos lleva al reino legendario de Alagaësia, donde la guerra se está gestando. Los Jinetes protectores de la paz del Imperio y los únicos capaces de controlar a los inteligentes dragones, se han extinguido o han pasado a formar parte de las tropas del malvado rey Galbatorix. Los elfos hace tiempo que se han exiliado a un lugar oculto y los vardenos, un grupo disidente, se ocultan en ciudades protegidas. Cuando Eragon, un joven de 15 años que vive en una pequeña aldea, se encuentra con una piedra preciosa en medio del bosque a donde ha ido a cazar, poco se espera que ese suceso vaya a cambiar su vida y el destino de Alagaësia. Lo único que desea es venderla para así asegurar la subsistencia de su familia durante el duro invierno. Sin embargo, una noche la gema se rompe y lo que sale de ella lo llevará a un viaje que lo convertirá en héroe. ¿Podrá Eragon convertirse en uno de los legendarios jinetes de dragones? La esperanza del Imperio descansa en sus manos…

En definitiva, los dragones siguen estando en nuestra vida cotidiana. Algunos se extinguieron hace muchísimo tiempo, pero otros han renacido para renovar nuestra ilusión por un mundo donde la aventura es también un valor de futuro.

 

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