Sociedad — 1 de diciembre de 2012 at 00:00

El Círculo Económico: la economía consciente

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El pasado octubre salió a la luz el ensayo “El Círculo Económico, ¿y ahora a qué me dedico?”, un estudio en el que su autora, Laura Fernández Campillo, desarrolla las claves de lo que ha denominado “economía consciente”: un encuentro con el flujo natural de la economía y, sobre todo, una búsqueda interior de las raíces más profundas de la situación actual. Ella misma nos explica en este artículo las bases de este planteamiento.

Hace algún tiempo, cuando trabajaba en banca y me desesperaba por las formas, en mi opinión poco éticas, de la búsqueda del beneficio de las entidades financieras, tuve una especie de “revelación”, de aquellas que no te iluminan ningún cuarto oscuro, pero que hacen algo mucho más importante: ampliar tu visión de las cosas.

Buscando mi beneficio

Mientras discutía con una clienta porque el banco le había cobrado una comisión de 3,75 € que ella me reclamaba muy vehementemente, una frase clarificadora salió de sus labios: “Es que yo solo estoy buscando mi beneficio, ¿es eso malo?”. Después de aquellas palabras llegó un periodo de introspección para mí, eso sí, muy breve, porque en cuestión de segundos mi voz ya le había contestado, incluso a expensas de que la frase no hubiera pasado por la censura de mi mente: “Entonces haces lo mismo que el banco, que él también busca su beneficio… ¿qué diferencia hay entre vosotros dos?”. La mujer se sintió tan ofendida que después de increparme furiosamente, salió de mi despacho con la intención de no volver jamás y, sobre todo, cancelar cualquier tipo de relación conmigo. Sin embargo, yo me siento muy agradecida a aquella mujer, porque su desesperado interés por recuperar sus 3,75 € me llevó a darme cuenta de cosas realmente importantes.

La doble cara de la avaricia

Como suele suceder en la vida, las personas crecemos después de los conflictos, si sabemos aprovecharlos. Mi conflicto con la banca duraba ya años, y fue esta ingente crisis y el encuentro con la “avaricia” –en su doble cara: banco y cliente–, la que me hizo trascender uno muy importante, cuyo resultado es la economía consciente, basada en la teoría de “el círculo económico”. Esta teoría no es más que la descripción de las propias leyes naturales que contiene la economía. Los seres humanos, en ese extraño empeño de crear normas artificiales, hemos fabricado sistemas que fallan uno tras otro, sin darnos cuenta de que, tal vez, no son los sistemas los que fallan, sino los seres humanos. Nunca nos hemos detenido a observar si la economía tiene su propio curso, si tiene sus propias y sencillas indicaciones que podrían darnos la señal para enfocarnos por un camino más adecuado. El dinero tiene una simple y básica norma natural de funcionar: tiene que fluir de donde hay hacia donde no hay. La economía se basa en dar y recibir; pero estas elementales apreciaciones venimos ignorándolas desde mucho tiempo atrás. La norma básica que hemos implantado los hombres ha sido la de la acumulación, la de esforzarnos por, únicamente, recibir. De este modo, el dinero fluye en dirección contraria: donde hay dinero suele haber después mucho más. Un banco no presta dinero si no demuestras que tienes recursos más que suficientes para devolverlo. Y seamos serios, tampoco lo prestaríamos nosotros sin tener una garantía. Como bien dice el refranero popular: “Dinero llama a dinero”. De esta forma, mientras cada uno tira de su cuerda para sí mismo tratando de llevarse “el máximo beneficio”, estamos rompiendo unas cuerdas que están ya en su fase final.

Cooperación es vida, egoísmo es caos

Nos hemos dejado dominar por el egoísmo, olvidándonos de que la cooperación produce muchos más beneficios. ¿Cómo podría funcionar un cuerpo humano si los distintos órganos no cooperasen entre sí? ¿Se imaginan lo que sucedería si el corazón solo bombease sangre para sí mismo porque no quiere detectar las necesidades del hígado? Esta misma incongruencia es la que estamos viviendo los seres humanos de la actualidad. Nos movemos por el instinto de supervivencia “caiga quien caiga”, sin tener en cuenta el daño que inflijo o plantearme qué puedo hacer por las personas que tengo a mi alrededor.

Para tratar de observar sinceramente todos estos hechos, nace la economía consciente con la intención de que nos planteemos seriamente de qué forma afectamos y participamos en la sociedad, que observemos nuestra responsabilidad con total compromiso, y que así podamos disponernos a llevar nuestras vidas de un modo más humano. A veces pensamos que solamente han sido unos pocos los que han llevado al mundo a esta situación; sin embargo, sin el apoyo que han recibido por nuestra parte las cosas no serían como son.

Todos somos consumidores y “consumidos”

Criticamos a esta sociedad consumista, pero seguimos alimentándola cada día. Adquirimos productos que utilizamos en contadas ocasiones, que supuestamente nos hacen la vida más fácil, pero vivimos en la paradoja de tener que trabajar cada vez más y en peores condiciones para poder comprarlos. Cada día hay más personas descontentas con su trabajo, que no encuentran un sentido a las tareas que realizan, pero asumen resignadamente que las cosas son así y que no se puede vivir de otra forma. Nos hemos olvidado de nuestros talentos, de nuestras pasiones, de entregar nuestro amor a lo que hacemos. Vivimos sometidos por el miedo a perder nuestros empleos, por el miedo a perder nuestro dinero, por el miedo a la pobreza… y con este miedo a las espaldas somos capaces de pisar a nuestro compañero para mantenernos a flote en un barco que va a la deriva. Nos preocupa mucho perder el puesto de trabajo, pero nos preocupa mucho menos si para mantenerlo tenemos que perder la dignidad y la humanidad. Total, al final la culpa siempre podemos echársela a la crisis.

Acudimos a las tiendas con una única intención en la cabeza: comprar lo más barato, o a veces, quizás comprar lo más caro, o lo que tenga una marca más elegante… De esta forma nos olvidamos del trabajo que hay detrás de los productos, de la forma y la dedicación con la que han sido elaborados. Tenemos muchas cosas que comprar, y por eso tenemos que comprar lo más barato posible. Cuando compramos, estamos entregando poder con nuestro dinero, y si compro productos que han sido creados bajo sistemas de explotación, mi dinero está ayudando a que aquello, no solo sobreviva, sino que también crezca.

“¡Oh, hombre, critícate a ti mismo!”

Estamos muy acostumbrados a criticar y culpar a cierta clase de políticos, banqueros y empresarios de las grandes corporaciones, pero estamos muy poco acostumbrados a mirarnos a nosotros mismos. De aquellos ya sabemos cómo funcionan y el terrible daño que han hecho a esta sociedad, pero aún nos queda un inmenso campo por observar dentro de cada uno de nosotros, y ese aún está, en la mayoría de los casos, virgen. Recordemos que el inmenso poder de unos está alimentado por la inmensa sumisión e irresponsabilidad de otros.

La economía consciente no se basa en buscar culpables, sino en observarnos. Si uno no es capaz de ver las consecuencias de lo que hace, difícilmente dejará de hacerlo. Por eso es tan necesaria la atención, darnos cuenta de lo que sucede en nuestros actos, y cómo afectamos a los demás con ellos.

Por todo esto, es esencial que nos preguntemos muchas cuestiones que hasta ahora ni siquiera nos hemos planteado. Es básico que seamos sinceros con nosotros mismos al contestarlas, para poder así tomar un nuevo rumbo en nuestra forma de vida.

Test básico del consumidor consciente:

¿Me muevo exclusivamente por el precio? ¿Valoro el trabajo que hay detrás de los productos y servicios? ¿Busco solamente mi máxima rentabilidad? ¿Qué suelo comprar que no sea necesario? ¿Qué diferencia hay entre que yo busque mi máxima rentabilidad y que las grandes empresas a las que juzgo busquen su máximo beneficio? ¿Para qué quiero tener tantas cosas? ¿Detecto las necesidades de las personas que tengo cerca?… ¿Amo mi trabajo? ¿Soy generoso con quienes me rodean?…  Son preguntas que podemos empezar a hacernos y, sobre todo, empezar a contestarnos con sinceridad.

Para saber más:

El ensayo “El Círculo Económico, ¿y ahora a qué me dedico?” puedes adquirirlo a través de Amazon y en la web de la editorial Artgerust (www.artgerust.com)

 http://elcirculoeconomico.blogspot.com

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