Culturas — 30 de noviembre de 2018 at 23:00

Osiris, señor de Egipto

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Osiris, señor de Egipto

El antiguo Egipto era llamado con diversos nombres por sus habitantes, siendo uno de ellos el de Ta Meri, «La tierra amada»: una civilización milenaria que fue la más avanzada de su tiempo y cuyos logros, en campos como el de la arquitectura, política o derechos de la mujer, por citar algunos, aún no han sido igualados por la mayoría de los países de nuestro s. XXI.

Egipto ES Osiris, Osiris ES Egipto.

Osiris, dios nacional de Ta Meri

El origen de las civilizaciones es Dios y no la economía.

Este «milagro» que dio nacimiento a Ta Meri, los propios sacerdotes y regentes del país lo atribuían al dios Osiris, el dios nacional del antiguo Egipto.

En todas las civilizaciones hay una deidad que es su impulsora y protectora. Los seres humanos, a través de esas «raíces mágicas», pueden conectarse con el mundo celeste y descubrir su destino aquí, en la tierra. Es la historia sagrada la que dará el carácter e identidad a cada pueblo; por eso todos los pueblos han bendecido sus alimentos antes de comer.

Osiris, el Gran Dios Desconocido

En su aspecto más misterioso y secreto se lo relaciona con el Dios Desconocido del cual proviene todo. Aparece entonces como la luz misma. Todos los demás dioses y diosas serían formas de expresión suyas, la luz en sus aspectos masculinos y femeninos, yang y yin, activo y receptivo.

Osiris es TODO a la vez: Dios del Universo y el dios interior en cada ser humano y en cada criatura.

Osiris Señor de Egipto 2

Osiris, el Nacido por Sí mismo, el Primer Dios, se relaciona con la fuerza de la voluntad y la vivencia de lo real y trascendente, con el triunfo de la luz o del espíritu sobre la materia, de nuestra alma inmortal sobre nuestros apetitos y deseos animales.

Osiris, el Sol y Sirio (el Nilo terrestre y el Nilo celeste)

Los sacerdotes egipcios tenían una concepción del tiempo, y por lo tanto de la vida, que integraba las necesidades materiales, las morales y la espiritual o realización plena como seres humanos. Esto se reflejaba en A) el Nilo terrestre y las cosechas; B) el viaje del sol por la bóveda celeste y su renacer cada mañana; y C) el viaje final por el Nilo celeste o iniciación.

A) En el pensamiento egipcio el río Nilo, que corre de sur a norte, representa la vida material con sus tres estaciones, cada una de cuatro meses: inundación o crecida de las aguas del Nilo, la tierra se fertiliza con el limo rojo que arrastra desde el centro de África; siembra o retirada de las aguas, se plantan las semillas en la tierra fértil; y recogida de la cosecha y posterior sequía.

B) El ciclo de la vida moral se asocia al viaje del sol, de este a oeste, para renacer cada día como una persona mejor. El día y la noche se dividían cada uno en doce horas, que no son las nuestras de sesenta minutos.

C) Y a su vez el Nilo terrestre era el reflejo del Nilo celeste, el gran viaje evolutivo del ser humano y del universo, reflejado en la Vía Láctea con su sol central en la estrella Sothis, Sirio. Dicha estrella es quien realmente establecía el ciclo zodiacal religioso de 1460 años solares.

Osiris es la Fuerza que impulsó todo.

El Sol es la parte visible de Osiris.

¿Cómo se conectan estos tres factores espacio-tiempo?

Dice Fernando Schwarz, antropólogo y especialista en el Egipto antiguo: « Sirio, durante 70 días desaparece, y entre el 15 y el 18 de julio vuelve a aparecer anunciando la salida del Sol. Hay un momento en que el Sol y Sirio se juntan y hacen nacer la crecida del Nilo, y para los egipcios, el inicio del año; porque el año es la relación entre Sirio y el Sol; por lo tanto, la fecha teórica del nacimiento de los tiempos es esa, el primer d ía del mes de Toth ».

Osiris, reflejo de la tierra de Ta Meri

Destrozado su cuerpo por su hermano Set, sus trozos serán repartidos por el Alto y el Bajo Egipto.

Osiris Señor de Egipto 4

Los fragmentos del cuerpo de Osiris son el propio país de Egipto y el camino de la sabiduría.

La reunificación de cada parte del cuerpo del dios es un reflejo de: a) el trabajo del faraón y de cada egipcio para mantener la unidad del país, respetando las sanas diferencias entre las partes; b) el proceso de reunificación de uno mismo, evitando la dispersión de la conciencia por el tumulto de las pasiones y egoísmos; c) la geografía sagrada de Egipto; y d) el camino de la sabiduría o iniciación, pues cada lugar es un centro mágico y ceremonial.

Estos lugares son:

ALTO EGIPTO BAJO EGIPTO
Elefantina Los pies Letópolis El cetro del triple nacimiento
Edfu El pecho Nomo 3 Los muslos
Nekhen Nuca y mandíbula Busiris La columna vertebral
Tebas El cetro del poder Athribis El corazón
Dandara Las piernas Nomo 11 Los dedos
Abydos La cabeza Heliópolis Su sarcófago
Ipu Las orejas Isla de Amón Los puños
Payet Los ojos Bubastis Su mortaja
Heracleópolis Los brazos
Cocodrilópolis La sangre

Osiris, el primer faraón

Una vez creados el cielo y la tierra, Osiris fue el primer gobernante de la Humanidad junto a su hermana y esposa Isis, la primera reina. De él procede la primera dinastía de dioses que gobernó por miles de años, hasta que fue asesinado por su hermano Set.

Nacido Horus y recompuesto Osiris, la realeza pasará a Horus, fundador de la segunda dinastía divina. Después de Horus vendrán las dinastías de faraones, las dinastías humanas.

Osiris fue el primero que gobernó, cuando dioses y hombres convivían y no se conocía la guerra.

El faraón se dice hijo de Horus, que es quien alienta e impulsa el Ka o espíritu de la realeza. Se dice hijo de Horus, y no de Osiris, pero su modelo es Osiris, el ideal del buen gobernante.

La osirificación o despertar del Osiris interior

Helena P. Blavatsky, la gran simbolista del s. XIX, dice que Osiris aparece como cuatro aspectos, que también se relacionan con el propio ser humano. Estos son:

Osiris-Ptah como Luz o Ra Espíritu, Ego superior, Yo Divino
Osiris-Horus Mente inferior o mente concreta. El yo personal egoísta
Osiris-Lunus Emociones superiores o mundo lunar. Sentimientos elevados
Osiris-Tifón Emociones inferiores o mundo material o físico. Pasiones inferiores e instintos

Dice Blavatsky: « De los numerosos dioses supremos, este concepto egipcio (Osiris) es el más grande y el más significativo, por cuanto abarca todo el campo del pensamiento físico y metafísico. (…) Así el dios está fundido en el hombre, y el hombre es deificado o convertido en un dios ».

Este sería el proceso de la osirificación. ¡Convertirse en un Osiris!

Si el sol, Ra, es quien viaja por el día por la piel de la diosa del cielo, Nut, nuestro cielo, durante la noche Ra hace el viaje de retorno por el interior de Nut, por el Mundo de la Duat, donde reina Osiris, para renacer en cada amanecer.

Ra, el sol, rige el día y lo visible.

Osiris gobierna la muerte y lo invisible y permite la renovación.

A la muerte del faraón, o de cualquier egipcio, antes de embalsamarlo se esperaba al menos setenta días, repitiendo el ciclo de la desaparición de Sirio antes de la crecida del Nilo. Transcurrido ese tiempo se iniciaban los rituales de momificación u «osirificación».

Se puede uno convertir en Osiris tras la muerte o en vida, esto último reservado solo para los pocos que vencen sus pasiones, porque Osiris es la imagen del bien y del esfuerzo para vencer el mal y vencerse a uno mismo.

Su ejemplo levantó una civilización que aún nos asombra. ¿Será porque hay algo de Osiris en cada persona?

Bibliografía

Blavatsky, Helena Petrovna. Glosario Teosófico. Editorial Kier.

Blavatsky, Helena Petrovna. Doctrina Secreta, tomos 2, 3 y 4. Editorial Kier, 1987.

Cristian Jacq. Los misterios de Osiris, cuarto tomo: El gran secreto. Editorial Planeta, 2005.

Schwarz, Fernando. Geografía sagrada de Egipto. Editorial Longseller, 2008.

Schwarz, Fernando. Egipto revelado. Editorial Kier, 2005.

Plutarco. Los misterios de Isis y Osiris. Editorial Glosa, 1976.

Livraga Rizzi, Jorge Ángel. Tebas. Editorial NA, 1986.

Osiris ante la Montaña de Occidente donde está la Duat

Sarcófago con el Árbol de Osiris como resurrección del alma.

One Comment

  1. Magnífico artículo, dando una dimensión cósmica, natural y humana al mito de Osiris. Somos tan europeocéntricos o cristianocéntricos que nos cuesta aceptar y entender que el ideal de Osiris rigió durante más de tres mil años la vida religiosa de Egipto (y no sólo) con la misma o mayor intensidad, con la misma o mayor veracidad, y desde luego con mayor paz, armonía y justicia, que ha hecho el ideal de Cristo, por ejemplo, en los últimos dos milenios en la llamada cultura occidental. Aunque desde luego con una Ciencia Sagrada superior, con superior Metafísica y superior vínculo del Ideal con la Naturaleza que nos rodea y con el alma humana.

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