Ciencia — 28 de febrero de 2017 at 23:00

El sueño de Jane Goodall

por
Jane Goodall

No hace tanto tiempo, la comunidad científica no se planteaba en absoluto si los grandes primates merecían ser tratados con consideración. Su papel era el de objetos que permitían experimentar cómo había ocurrido la evolución humana, y el destino habitual de chimpancés, gorilas y orangutanes cuando se les extraía de su hábitat eran los circos, zoológicos y laboratorios.

Hace pocos días me encontraba tomando un café con Federico Bogdanowicz, miembro del Instituto Jane Goodall España, quien ha venido a Palma para impartir una conferencia sobre la labor del Instituto y sus programas de ayuda y concienciación. Estuvimos departiendo casi toda la mañana sobre este tema común que es la protección de los animales. Yo tenía mucho interés en conocer los objetivos de su trabajo y, naturalmente, llegamos a la persona de Jane, su ejemplo de integridad, su compromiso firme y su energía desbordante con la que se entrega a todo lo que hace. Federico me mostró el lado más humano de Jane –dado que la conoce personalmente desde hace varios años– y me sorprendió gratamente que ese lado más humano coincide con el otro lado, el de la musa del ecologismo, el de la Mensajera de la Paz de la ONU, el de la laureada con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, el de la fundadora del instituto que lleva su nombre y su alma.

Permítanme compartir algunas notas sobre la personalidad de Jane –como a ella le gusta que le llamen–. Su infancia transcurrió en la localidad de Bournemouth, donde pudo dedicarse a lo que más le gustaba: observar la vida de los animales. Como a tantos niños –recordemos a Heinrich Schliemann y su fantástico descubrimiento de Troya–, la lectura de un libro de aventuras alumbró en ella un sueño. Se trataba de la Historia del Dr. Dolittle . Ella quería ser como él y viajar a África para cuidar a los animales. La suerte le sonrió y, de entre 600 solicitudes, fue aceptada la suya para trabajar como secretaria del eminente Louis Leakey. Este fue quien la envió a la reserva de Gombe para que estudiara el comportamiento de los grandes primates y así establecer algún tipo de parentesco que pusiera luz en la confusa evolución homínida. De esta manera y con la ayuda infaltable de su madre, Jane cumplía su sueño: vivir en la selva ayudando a los animales, es decir, ser mejor que la Jane de Tarzán.

A medida que avanzaban sus estudios de campo, comprobaba algo que ya sabía de pequeña, que los animales tienen personalidad. Descubrió que los gorilas, chimpancés y orangutanes tienen cultura que transmiten a sus descendientes, que son seres sensibles y emotivos e, incluso, que piensan, recuerdan y planifican. Entonces nació en ella otro sueño: convencer a sus colegas de las universidades de que los grandes primates son seres vivos muy parecidos a los humanos. En los años 60 los científicos se reían de ella y eran reacios a aceptar sus investigaciones. Pero con el tiempo y una gran tenacidad lo consiguió.

En 1986, al clausurar un congreso de primatólogos en Chicago, algo cambió en Jane. Otro sueño se formaba en su corazón. Tomó conciencia de la situación en que se encontraban muchos primates salvajes y las amenazas de deterioro de sus hábitats, así como la amarga situación en que se encontraban todos los primates usados en laboratorios, circos y zoológicos. El gran sueño de Jane que nació entonces fue, no solamente salvar a los primates de la extinción, sino ayudar a salvar el planeta y a todos los seres vivos que en él habitan. Desde ese año, se ha venido dedicando a esta mastodóntica labor. Fundó un instituto que ha abierto sedes en más de 30 países. Inició el programa Roots&Shoots de educación ambiental y voluntariado, que ha llegado a más de 130 países y a miles de jóvenes. Viaja más de 300 días al año impartiendo conferencias, ofreciendo entrevistas, inaugurando programas y proyectos y luchando denodadamente por conseguir fondos con los que salvar y cuidar a sus queridos chimpancés de Gombe y a los pueblos que viven alrededor de las reservas.

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No le gusta el lujo, vive espartanamente. Prefiere la habitación de la casa de un conocido a un hotel. No consume más de lo necesario. Y, con la serenidad de las selvas de Tanzania, siempre ofrece a través de su mirada y sus palabras la esperanza en un mundo mejor.

¡Gracias, Jane, por tus sueños!

Bibliografía
Jane Goodall . Prólogo y edición de Federico Bogdanowicz y Laura Mari Barrajón. Editorial Confluencias (2015).
55 años en Gombe . Goodall, Jane. Editorial Confluencias (2015).
El viaje de Jane (DVD). Knauer, Lorenz. Babarian Film International (2010).

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