Arte — 1 de junio de 2013 at 00:00

El atlas de las nubes

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Los hermanos Wachowsky, conductores de la trilogía Matrix, adaptan la novela homónima de David Mitchel para trasladarnos desde el Pacífico Sur más remoto de 1850 hasta un futuro postapocalíptico.
Todo empieza en el siglo XIX. Un notario estadounidense llamado Adam Ewing regresa al lugar donde nació, California, después de haber viajado por las islas Ghatham. En su viaje, Ewing hace amistad con un médico que está tratándole contra una enfermedad contraída a través de un parásito. Más tarde, la película nos traslada a Bélgica donde conocemos a Robert Frobisher, un compositor desheredado que conocerá a un enigmático artista; pero estos no son los únicos viajes. En otro salto narrativo nos dirigimos a la Costa Oeste de la década de los setenta y, finalmente, viajamos a una Corea abocada al capitalismo y a una sociedad del futuro que nos presenta el fin de la historia.
La narración de esta película va avanzando a través de seis vidas diferentes, aunque entrelazadas, que tienen lugar en distintas partes del mundo y épocas. El espectador sigue el hilo argumental a través de estas historias, entendiéndolas por completo solo al final.
El reparto de la película cuenta con caras muy conocidas, como la de Tom Hanks (Forrest Gump), Halle Berry (Monster’s Ball), Hugo Weaving (Matrix) o Susan Sarandon (Cadena perpetua), entre otras.

Reflexión de la película

El tema de la película es la reencarnación, el karma, el Dharma y la búsqueda del sentido de la vida. También habla de la eterna lucha entre el bien y el mal, la sabiduría y la ignorancia, y demás extremos. Además, habla de la forja heroica. Y dicha forja guarda relación con la constitución septenaria del ser humano.
Reencarnación
En la vida material cambia la forma (cuerpo blanco o negro, hombre o mujer, lugar California o Seúl, tiempo pasado o futuro, género de ciencia ficción o fantasía, hora de noche o de día, estatus alto o bajo), pero no la esencia, es decir, lo auténtico y atemporal que hay en los seres humanos.
Y vida tras vida, los personajes van acumulando experiencias, y como en las Olimpiadas, van haciendo relevos y pasándose la antorcha del fuego que ilumina el camino del destino que lleva hasta la meta.
Las mismas historias se repiten una y otra vez a lo largo de las vidas, y como en un videojuego, los personajes empiezan de nuevo desde donde lo dejaron, habiendo acumulado experiencias e ideas pasadas.
La película está contada como un rompecabezas cuyas piezas, en el comienzo, están desordenadas. Igual de trastornadas, desconcertadas e inconscientes que las vidas de cada uno de los protagonistas. A medida que transcurre la película, las piezas van encajando, y por lo tanto, se va comprendiendo el sentido de las cosas y los personajes se van poniendo en orden a sí mismos, pese a las peripecias a las cuales deben enfrentarse. Al final, todo cobra sentido, todas las piezas del puzle encajan perfectamente porque han sido colocadas en orden. El mismo orden del que habla Sócrates en la República o los egipcios en las pirámides.
Mostrándonos la historia de una parte de la humanidad a lo largo de sus vidas reencarnadas, tenemos una visión completa que nos sirve para comprender el sentido de la vida, como un astronauta aprecia mejor la Tierra desde el espacio exterior.
Karma y Dharma
Todos los personajes de la historia, independientemente de la época y el lugar que les ha tocado vivir, empiezan siendo unos inconscientes que ignoran la verdad. A través de la búsqueda de la verdad, sus actos (gestos o miradas) consiguen reacciones a corto plazo (en la misma vida) o a largo plazo (en otra vida posterior). Nada se pierde ni es en vano, sino que dichas acciones siempre hacen eco en la eternidad.
Los personajes de la historia se hacen conscientes de la verdad a través del dolor, los extremos que delimitan el auténtico camino de la vida. Y lucharán para protegerla y servirla enfrentándose a sus enemigos.
«Una mirada es suficiente», dice uno de los personajes. En todas las tramas se repite la idea de que con una mirada o con un gesto se puede cambiar la realidad tarde o temprano tal como la conocemos. Y una mirada de amor es más fuerte y sanadora que nada porque une. El amor es una semilla de la cual surge la amistad, la colaboración altruista y demás virtudes.
Lucha entre el bien y el mal
La lucha entre los personajes es exterior y también interior. Para que los buenos venzan a los malos, los primeros aprenden que antes deben vencerse a sí mismos. La guerra es entre buenos (las virtudes, a favor de la verdad), y malos (los defectos, a favor de la mentira).
Los virtuosos defienden la verdad, la justicia, el amor, la templanza, la paciencia, la sabiduría (en el libro indio Bhagavad Gita, se conocen como Pandavas; en el budismo representan la recta acción y la liberación del alma en el vestíbulo de la sabiduría).
Los enemigos, que son los defectos (en el Bhagavad Gita, se conocen como Kurus; en el budismo representan la caída del alma en la materia, los que se encuentran en el vestíbulo de la ignorancia atados a la rueda del dolor), solo quieren opulencia, el deseo de más, la recompensa del poder por encima de todo.
La forja heroica
En un momento dado, cuando el dolor les indica algo importante sobre lo que están haciendo mal en sus vidas, todos buscan redimirse despojándose de su sombra, es decir, de sus defectos. Por un lado, la forja se da entre personajes que van transmutando, a través de las diferentes vidas, de campesino a comerciante, de comerciante a guerrero, de guerrero a sabio, o lo que es lo mismo, de hierro a bronce, de bronce a plata, de plata a oro.
Ejemplo de la paradoja, humor y cambio, el personaje de Tom Hanks, el buscador de oro y tesoros varios, encuentra en otra vida posterior, tras deshacerse de su sombra, el auténtico oro, que está en su interior, justo en el corazón.
Al principio tiene un alma de hierro. En algunas vidas, pasa de hierro a bronce, pero en otras sigue siendo bronce y no hay evolución, mientras que en otras pasa de bronce a plata y de plata a oro.
Esto también puede apreciarse en su carácter. En las primeras vidas es una persona intratable, insensible, prepotente, ruin, egoísta y prejuiciosa, especialmente contra los esclavos y la raza negra, pues se considera por encima de los demás, debido a su identificación con su estatus privilegiado en ese contexto histórico. Sin embargo, el buscador de oro, justo antes de morir por el joven portador de la llave del tesoro, puede ver un gesto sorprendente: el esclavo ayuda a su amigo sabiendo que puede morir, y eso queda marcado en su ser y servirá como detonante para cambiar en vidas posteriores. En otra vida es un campesino más humilde, sensible y compasivo, pero también desconfiado y miedoso. Está perdido porque todavía carga con varias sombras de sus vidas pasadas. La paradoja del destino le obliga a tener que ayudar a una mujer negra, superior a nivel de conciencia y poder. Emprende así el camino en el cual carga con su sombra, manifestada principalmente como un demonio, que representa la acumulación de defectos de sus vidas pasadas. Finalmente, inspirado por el luminoso amor hacia la virtuosa mujer, encontrará el valor en sí mismo para vencerse, superará sus miedos, se redimirá, y así se convertirá en un gran guerrero, un héroe. Y luego se libera transformándose en sabio.
El personaje músico empieza siendo un gran cobarde que huye de su amor, del presente, y de la vida en general. Es un joven inconsciente que desea, por encima de todo, conseguir más reputación y desarrollarse como compositor más y más para alcanzar una obra maestra, dedicándole prácticamente toda su vida. Al ver frustrado su deseo, no puede soportar la vergüenza y la culpabilidad, y se quita la vida. Él no se reencarna, porque ese gesto no está acorde con las leyes del universo, pero su obra El atlas de las nubes, perdura. Su obra es bellísima, como un amor inmenso, el mismo que sentía por su pareja, y es precisamente ese amor el que puede sentirse en el ambiente e inspira a los demás personajes que lo reconocen.
Teniendo en cuenta que todos los personajes son uno en realidad, vemos que dicho joven se forja durante vidas hasta transformarse en un ser valiente y sabio, consciente, tan elevado como las nubes. El suicidio es también una manera de recalcar su cobardía imperdonable. Y ayuda a enfatizar la idea de que un ser humano es capaz de lo peor y de lo mejor. La increíble metamorfosis del héroe a través de la purificación, la madurez, y en definitiva, un viaje interior que representa al héroe herido, un ángel caído.
De igual modo, todos los personajes, una vez despiertos, es decir, conscientes de la verdad, luchan por defenderla por encima de todo dentro y fuera de sí mismos, a través del ejemplo, el sacrificio, el esfuerzo y la voluntad.
Todas las tramas son una sola. La historia de las personas que aparecen es la historia de la humanidad. Y vemos representada la superación del trauma, el descubrimiento de la propia identidad, la ascensión del héroe desvalido, el sacrificio y el triunfo a través de la muerte.
La gran revolución. Las ideas cambian el mundo
La chica clon coreana escucha una frase (“No toleraré que abusen de mí”), que servirá como detonante para que ella decida aventurarse a una nueva vida que la hará libre. Tras liberarse, su aspiración será liberar a los demás, decir la verdad al mundo.
Conclusión final
El amor como único vencedor absoluto que trasciende la muerte es la virtud más elevada y la que conforma la esencia de la composición musical El atlas de las nubes.

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