Historia — 31 de enero de 2017 at 23:00

…Y era redonda

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…Y era redonda

Lo dice la prensa: en el archivo de la Torre de Laurgain, en Guipúzcoa, en el norte de España, el director del Archivo Histórico ha encontrado ocho cartas perdidas en el tiempo, ocho documentos originales, de puño y letra de Juan Sebastián Elcano. El que en 1522 llevó a cabo la primera vuelta al mundo, y así se lo relata al emperador Carlos V.

Las cartas se habían dado por perdidas hace muchos años, cuando la Torre de la familia ardió en las guerras napoleónicas. Nadie las buscó. Sin embargo, en algún sitio, sobrevivieron, ocultas entre otros documentos. Hasta ahora, sacadas a la luz por el trabajo de un erudito.

Elcano relata su odisea, junto con Magallanes; cuenta la existencia del estrecho que luego llevaría su nombre, el que permite el paso por el sur para llegar a las Islas de las Especias. Cuenta la cruel muerte de Magallanes a manos de los indígenas, los ataques de las naves portuguesas rivales, la muerte por hambre y escorbuto de decenas de hombres, y, en sus sencillas palabras, «lo que en más avemos de estimar e tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo yendo por el ocidente e veniendo por el oriente».

Hasta Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz. En la Gadir cartaginesa. En la Tartessos ibera. Tres años de navegación con cinco naves y 265 hombres, de los que regresaron la nao Victoria y 18 navegantes.
Copias de las cartas sí había, en los Archivos de Florencia, Ferrara y Venecia, porque los embajadores italianos se apresuraban a informar de las novedades de España. Los originales los tenemos ahora.

Juan Sebastián Elcano. Magallanes. Soñadores. Hombres del mar que buscan hacer realidad su sueño. Delante, el infinito, lo desconocido, el abismo poblado de monstruos que, se dice, devoran las naves. Una certeza: la Tierra, como dicen algunos antiguos, es redonda. Se puede girar en torno a ella, sin límites, al viento las velas y el corazón. Tres años de tormentas, de calma chicha, de hambre, de falta de agua y de fruta fresca, lo que provoca el escorbuto que pudre las encías. De enfermedades, de luchas. De muertos. De muchos muertos. El amigo, el camarada, perdido entre tormentos.
De soledad, de la terrible soledad del mando.

Pero, dice Madre Historia, el sueño sigue. Y el valor para hacerlo realidad. Se pasa el estrecho, se enlaza un océano con otro, y la Historia cambia una vez más.
En el escudo de armas concedido, la leyenda: Primus circumdedisti me . Fuiste el primero que me rodeaste.

¿Tienes sueños? ¿Estás seguro de que pueden cumplirse? Pues cúmplelos. Lucha por ellos, aunque solo regrese una de tus naves, aunque se alce el infinito frente a ti. Sé Magallanes. Sé Elcano. Sé todos los hombres, todas las mujeres, que cambiaron la Historia.

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