Editorial — 30 de noviembre de 2014 at 23:00

Mirar hacia dentro

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Ir hacia dentro de nosotros mismos ha sido el antiguo consejo que deberíamos seguir, incluso si nos planteamos mejorar la eficacia de nuestra comunicación, que nos vuelca hacia fuera. En este número ofrecemos algunas pistas sobre cómo hacerlo. Una vez más, sin proponérnoslo, hemos coincidido en un tema que viene siendo transversal en las inquietudes de quienes hacemos Esfinge.

Por una parte, escuchar a nuestro propio cuerpo. Buena manera de empezar el viaje hacia el interior. Captar lo que ha aprendido en su largo camino evolutivo. La memoria de pasadas experiencias lejanas nos puede ayudar mucho a encontrar el equilibrio necesario para que pueda dar soporte a nuestras potencias más sutiles y cambiantes, como lo son nuestras emociones, pensamientos, ideas, vivencias espirituales.

Además y desde el punto de vista energético, analizar nuestras necesidades, una vez que somos conscientes de que el consumo desbocado se vuelve contra nosotros mismos, generando toda clase de desórdenes y amenazas, que se ciernen sobre toda la Humanidad en su conjunto.

También reconocemos en este número la importancia de nuestro imaginario y las historias que lo alimentan. Por medio de ellas desarrollamos nuestra capacidad para reconocer el valor de los símbolos y profundizar en los significados.
Y para concluir, un agradecido homenaje a Mafalda y su creador, Quino, por haber recreado el valor comunicativo y reflexivo de la ironía, como síntesis y medio para expresar lo que hemos encontrado dentro de nosotros.

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