Libros — 1 de marzo de 2014 at 10:50

«La ridícula idea de no volver a verte», de Rosa Montero

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Después de la muerte de su marido, Pierre Curie, la gran científica y dos veces premio nobel Marie Curie, escribió un pequeño diario. Son apenas veinte páginas escritas durante un año, llenas de sentimiento y dolor, desesperanzado en algún momento y vital en otros.

Tomando como referencia el diario y la vida de esta excepcional mujer, Rosa Montero reflexiona sobre las mujeres, sobre la vida y sobre lo poco que sabemos afrontar la muerte y el posterior vacío que nos queda.

Un libro que habla del sentir de la mujer de hoy. De esa mujer que todavía no ha encontrado su lugar, que sigue luchando en un mundo de hombres disfrazada de hombre. Hoy las mujeres lo tenemos mucho mejor que en la época de Marie Curie, y mejor que en los años 50, 60 ó 70 para desarrollar una vida personal o profesional propia, pero aun así, las contradicciones entre lo que una desea, lo que se espera de ella y lo que se le exige como mujer todavía persisten.

Sigue habiendo mujeres “ahogadas” por el entorno, sobre todo a nivel profesional. El entorno sigue exigiendo más a la mujer que al hombre. Hace poco, hablando sobre el tema con una amiga psicóloga, me explicaba que ahora la imagen de la mujer completa que se está imponiendo es la de casada, separada o viuda, madre abnegada, buena profesional y superdeportista. ¡Triatleta o corredora de maratón, mínimo!, me decía indignadísima.

Está claro que la gran mayoría de las mortales no cumplimos, y fijaos, las que lo siguen teniendo más crudo son las solteras y las que no tienen hijos. Pero ¿cuántas mujeres conocéis que lo cumplan todo? Cuando digo conocéis, me refiero a que estén en vuestro círculo más próximo. Yo, en mi caso, solo conozco a una y no tengo claro que me la aceptaran porque lo suyo es subir montañas y andar en bici, y es cierto que ante ella me quito el sombrero porque no solo es una gran profesional, una muy buena madre y una buena deportista, sino que además tiene un superplús: es una mujer comprometida. Esto último, hoy día, no es un valor en alza; por eso se idolatran los modelos que se idolatran, basados en la perfección del cuerpo físico y la riqueza material en detrimento de la humanidad. Y aquí, volviendo al libro, sin desmerecerlo, me ha faltado que Rosa Montero incidiera más en la humanidad y el compromiso de Marie Curie con su tiempo.

Con el diario como punto de apoyo, Rosa Montero va reflexionando sobre el amor y lo huérfanos que nos deja la pérdida de un ser queridísimo, como es la pareja. Con la experiencia propia de la pérdida de su marido, hace suyo el diario de Marie Curie y, viéndose reflejada en él, va narrando magistralmente su experiencia personal y sus sentimientos, entremezclado todo con la vida de Marie Curie.

Reflexiona sobre el amor, sobre la intimidad de la pareja, ese maravilloso rincón lleno de dulzura donde los amantes se muestran con toda naturalidad y franqueza, donde no tienen que disimular el uno con el otro porque allí el ridículo no existe. Una intimidad construida con el día a día, que se va con el ser querido y se añora mucho.

Y es bien cierto lo mal preparados que estamos para recibir a la Parca, tanto a quienes les ha llegado la hora como a los que se quedan de este lado para seguir viviendo cuando se va un ser querido.

Nos han educado creyendo que podemos prevenir la muerte, y esto es un error porque, en el mejor de los casos, simplemente se pospone. No sabemos percibir la muerte como una cosa natural y la percibimos como totalmente ajena, recibiéndola con resignación y un dolor tan intenso que nos deja fuera de juego. Y luego viene el duelo, que tampoco sabemos muy bien cómo sobrellevarlo, porque la vida continúa con tenacidad, y el vacío que ha dejado el ser querido no se llena con nada.

La cita con la Parca es ineludible y si la sintiéramos como lo que es, parte de nuestra existencia, la afrontaríamos con más serenidad y tranquilidad de espíritu.

Un libro que nos muestra estos sentimientos cotidianos y cercanos en los que todas nos podemos identificar en algún momento.

Recomiendo empezar el libro leyendo el diario personal de Marie Curie que Rosa Montero anexa al final de su libro.

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