Arte — 1 de enero de 2022 at 00:00

La hora señalada (2.22)

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La hora señalada (2.22)

Esta es una película menor, de 2017, cuyo principal interés radica en la temática que aborda, no siempre con gran lucidez, a decir verdad, ya que se me hizo necesario verla por segunda vez para entender todos los factores en juego, ya que incluye conceptos como el de reencarnación, la relación de las constelaciones con la vida humana, el misterio del espacio-tiempo, el concepto de sincronicidad, que decía Jung y la justicia natural o cósmica. Es decir, que cubre una serie de temas que, en manos de un gran director de los de antes, podía haber sido una gran película. Aquí se recurre a los efectos especiales, que funcionan bien en algunos casos como el de la posible colisión de aviones en el aeropuerto, pero en otros no tanto, contribuyendo, más bien, a esa falta de claridad ya mencionada.

La película aparece como una coproducción entre EE.UU. y Australia, pero en realidad es un film australiano, si bien la trama se desarrolla en Nueva York. Está dirigida por Paul Currie, desconocido para mí, y tiene como intérpretes principales a Michiel Huisman, actor neerlandés conocido por su aparición en Juego de tronos, Teresa Palmer, actriz australiana, y Sam Reid, actor igualmente australiano. A decir verdad, prácticamente todo el reparto es australiano salvo el protagonista.

Argumento

El personaje protagonista de la película trabaja como controlador aéreo y nos muestran que es muy bueno en su trabajo, ya que tiene una gran facilidad para visualizar patrones y constelaciones, lo que lo ayuda, sin duda, a ser más eficaz. Pero también nos hacen saber que, sin embargo, tiene un sueño recurrente en el que aparecen escenas de un tiroteo con muertes que tuvo lugar a las 2.22 horas treinta años antes en la Grand Central Station de Nueva York. Si consideramos que la acción de la película tiene lugar en 2016, ese evento terrible ocurrió en 1986.

Un día, mientras está en su trabajo, en el que todo va bien, como siempre, tomando decisiones vitales para el tráfico aéreo, al dar las 2.22 él entra en una especie de bucle de tiempo y no es consciente de lo que sucede a su alrededor. Le vienen las imágenes de ese tiroteo y él sigue absorto mientras sus compañeros le tratan de avisar de dos aviones, uno que aterriza y otro que despega, que marchan en rumbo de colisión. Felizmente, recobra la lucidez justo a tiempo para evitar una catástrofe, pero sus jefes no pueden pasar eso por alto y lo suspenden por varias semanas mientras se convoca un panel que decida sobre su caso.

Uno de sus compañeros, en el momento en que abandona la oficina, le hace entrega de unas entradas para un espectáculo teatral de corte circense al que no piensa ir, y él, ya que de pronto se encuentra con tiempo libre, acepta y decide acudir al espectáculo. Una vez allí conoce a una chica por la que siente atracción y descubre que, a ella, para su sorpresa, le pasa lo mismo. Abandonan la función en el intermedio y se van a cenar para conocerse mejor, y luego, durante una larga conversación de sobremesa que se prolonga hasta el cierre del restaurante, él le cuenta que es un controlador aéreo y que casi origina un accidente en el que pudieron morir cuatrocientas personas. Ella le pregunta entonces cuál era el vuelo que estaba a punto de aterrizar y descubre que era su vuelo, es decir, que ella estaba en uno de los aviones que estuvieron a punto de colisionar. Lo sorprendente es que él le dice en ese momento: «Casi te mato sin querer», a lo que ella responde: «No, tú más bien me salvaste».

A medida que se desarrolla la relación —hay una gran afinidad entre ellos—, descubren que han nacido el mismo día y año, 18 de abril de 1986, lo que les parece increíble. En ese momento están a pocos días de cumplir treinta años. Dado el grado de confianza que alcanzan muy pronto, él le va a contar sobre esos sueños recurrentes donde la escena se repite siempre siguiendo el mismo patrón, aunque con distintos personajes. Esto es, primero entrar en la estación, ver entonces que una pareja mayor se saluda, luego pasan unos niños con uniforme escolar, a uno de los cuales se le cae algo, y finalmente ve a una mujer embarazada cerca de la venta de billetes. Todo esto antes del tiroteo. Lo que él no sabe todavía es que todo ocurrió en esa misma fecha en que ellos nacieron.

Por su parte, ella trabaja en una galería de arte donde el artista que expone en ese momento da la casualidad de que es su antiguo novio, que no puede disimular su desagrado al saber que ella está enamorada y tiene nueva pareja. Este personaje es el tercero en cuestión para el drama que tendrá lugar a medida que se acerque el desenlace y los acontecimientos se precipiten.

Sucede que en aquella fecha de 1986 una estrella, una supernova, estalló en su lejano lugar en el espacio en el momento en que los acontecimientos de la Grand Central Station tuvieron lugar, quedando una suerte de impronta de aquellos dramáticos acontecimientos, lo que va a constituir algo no resuelto dentro de la armonía del universo. Agreguemos que el brillo de la explosión de la supernova tarda treinta años en llegar a la tierra, considerando la distancia sideral entre ambos. Lo que quiere decir que treinta años después se ha de llegar a la verdadera conclusión de los acontecimientos, repitiéndose los factores y, sobre todo, los protagonistas, pero ya en sus nuevas vidas. Es decir, que tanto el momento, las 2.22, como la fecha, su cumpleaños, están ya marcados y los protagonistas marchan inexorablemente, sin saberlo, a esa, su cita con el destino.

Es importante aclarar —algo que conoceremos casi al final de la película— que en el evento original de 1986 los protagonistas eran una pareja, donde ella era una cantante profesional y conocida, y un tercero en cuestión, en este caso un detective de la policía, que también estaba enamorado de la chica, por lo que hace arrestar al novio y está a punto de llevársela consigo cuando el novio aparece en la estación para protegerla y ocurre la confrontación donde mueren los tres a consecuencia del tiroteo. En la versión oficial dada a continuación por la policía, con el fin de proteger al colega y su imagen, el culpable es el novio, al que califican de conocido criminal, y a su colega lo condecoran por morir en cumplimiento del deber.

Comentario

Mencionan, por lo tanto, tres casos de reencarnación, casi inmediata, y nos hacen saber que han ocurrido el mismo día, por las circunstancias traumáticas que les dieron lugar. Este hecho, las reencarnaciones casi instantáneas, daría lugar a un comentario mayor que el presente artículo. Pero valga decir que todas las tradiciones, cuando nos hablan de reencarnación, hablan de un período de descanso entre vida y vida, que sería mayor en épocas de mayor espiritualidad y menor en épocas de mayor materialismo. En este caso, el que plantea la película, la conjunción de factores sería obviamente inusual, lo que contribuiría a que esas vidas truncadas no hubieran cumplido su ciclo vital, porque el proceso no solo ha quedado inconcluso sino además ligado a la influencia de la supernova que explotó en ese preciso momento.

El caso que nos plantean no es un hecho de sincronismo, porque no hay simultaneidad de los acontecimientos, sino más bien de sincronicidad, ya que hay una relatividad del tiempo y del espacio. Según Jung, podemos hablar de sincronicidad cuando se produce una coincidencia significativa entre un acontecimiento psíquico y uno físico-objetivo sin que exista una relación causal entre los dos acontecimientos. Ese evento psíquico puede ser una premonición, un sueño, una visión o un presentimiento. En el caso que nos ocupa, comienza con un sueño al que acompañarán visiones sobre lo mismo. El evento ha de ir acompañado de una profunda experiencia emocional, en este caso profundamente traumática, ya que implica la muerte violenta de los protagonistas.

También es evidente la relación de las constelaciones con la vida humana, ya que incluye el tema de la supernova que explota en 1986, cuyo brillo ha de llegar treinta años más tarde, en 2016, produciéndose una suerte de corrección o ajuste kármico de un tema inconcluso al que el desenlace da cierre definitivo.

Desenlace

Solo añadiré que, debido a algunas circunstancias, la pareja se distancia, lo que aprovecha el antiguo novio —a su vez la reencarnación del policía villano de 1986— para convencerla de irse de viaje juntos y volver a alejarla de su rival. Van rumbo al aeropuerto, pero el vuelo se cancela, por lo que deben desviarse a la Grand Central Station. Mientras, el protagonista pasa una serie de peripecias de camino a la estación, accidente de taxi incluido, que desembocan en la policía persiguiéndolo hasta dentro de la misma estación. Al llegar, son las 2.22, se repiten los patrones de comportamiento de sus visiones, con el único agregado de que la mujer embarazada al lado de la taquilla resulta ser la chica en cuestión, de lo que nos enteraremos luego, ya que el rival intenta matarlos, pero en esta ocasión la policía llega y se encuentra con la escena de la amenaza, y luego de conminarlo a rendirse lo abate a tiros.

El resultado sería un final feliz para la pareja, que tienen un hijo y culminan lo que no pudo ser en 1986, pero esta vez en otra vida.

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