Arte — 1 de noviembre de 2021 at 00:00

El laberinto del minotauro (Tierra Santa)

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El laberinto del minotauro Tierra Santa

Con el comienzo del milenio, el panorama del hard rock y el heavy metal español tuvo un momento dulce con la aparición de bandas, algunas muy famosas como Mago de Oz, y otras como Warcry, Saratoga, Avalanch y la que hoy es nuestra protagonista. Me refiero a los riojanos Tierra Santa.

Una de las características de sus letras es el contenido épico de muchas de sus canciones. Por ejemplo, le han dedicado temas a Juana de Arco, a la Armada Invencible o a Genghis Khan; también, en ocasiones, se inspiran en temas de la mitología, como Pegaso, Caballo de Troya o La caja de Pandora.

Precisamente El laberinto del minotauro, perteneciente al disco Sangre de reyes, de 2001, es el tema que he elegido para hablar de este antiguo mito y su rico simbolismo.

Ciertos sectores intolerantes han tachado a Tierra Santa de banda «patriótica» (como si ser patriota fuese un término peyorativo), por mencionar en sus letras episodios de la historia de España o de héroes famosos. Sin embargo, esos mismos que los critican callan sus bocas cuando los Iron Maiden u otras bandas extranjeras hacen algo similar.

Por su parte, ellos tratan de escapar de esos encasillamientos y no entienden por qué hablar de héroes, mitos o historia significa ser de derechas o de izquierdas. En sus mismas palabras: «No entiendo cómo alguien puede llegar a pensar que tipos como nosotros están metidos en la derecha más radical y fascista (…) Nuestra única intención es ser feliz, hacer buenas canciones, remover los sentimientos de quien escuche tu música, emocionar y sorprender».

En la Antigüedad entendían el mito no solo como un simple relato más o menos histórico, sino que los mitos servían para describir situaciones y encontrar soluciones a realidades psicológicas y vivencias humanas.

Concretamente, el mito del laberinto es muy antiguo y está presente en muchas civilizaciones. El mito está relacionado con otro símbolo cretense muy antiguo: el labris o hacha de doble filo. Con esta arma poderosa, el dios Ares-Dionisos apareció rodeado de tinieblas y comenzó a tallar con el hacha esas tinieblas primordiales. Iba dando vueltas en espiral y, en la medida que tallaba, la luz vencía a las tinieblas. Cuando llega al centro del laberinto, su hacha se convierte en antorcha.

El laberinto sería una imagen de la vida, el camino evolutivo que tiene que recorrer el ser humano. El monstruo minotauro, encerrado en el laberinto, es la materia que espera ser alimentada con víctimas humanas. Para recorrer el laberinto de la vida necesitamos ser héroes y vencer nuestros miedos. Normalmente, tenemos miedo por ignorancia, desconocemos muchas cosas y eso nos produce angustia e inseguridad. Pasan los años y seguimos sin saber qué camino tomar, tampoco estamos seguros de qué hacemos en la vida y de qué va a ocurrir cuando la vida desaparezca.

Pero Teseo es un héroe y, como todo héroe, necesita armas para vencer las dificultades. Hace poco ya expresé que las armas que utiliza el héroe (que somos cada uno de nosotros en la medida que queremos superar dificultades), no son armas físicas, sino más bien psicológicas.

Teseo porta un hacha de doble filo y un huso de hilo. El hacha, como la espada, generalmente simboliza la voluntad, la fuerza de voluntad necesaria para vencer las dificultades. El héroe no espera que los demás le solucionen los problemas ni espera «milagros». Es en función de su propio esfuerzo como va a poder vencer sus monstruos internos y externos.

El ovillo simboliza la inteligencia, la astucia para no perdernos en el laberinto y no volver a recorrer lugares que ya anduvimos. ¡Cuánto sufrimiento nos ahorraríamos si pudiéramos recordar errores cometidos y que a menudo volvemos a repetir!

Hay que encontrar la salida del laberinto. Para salir del laberinto hay que llegar al centro de nosotros mismos. No busquemos escapatorias por fuera, porque entonces no saldremos del laberinto. Solo en el centro destruimos al minotauro. En la vida diaria, para resolver un problema hay que ir a la raíz, al centro del problema. Necesitamos trabajo y esfuerzo para llegar al centro, pero cuando lleguemos seremos más sabios, más felices.

Por eso aplaudo a Tierra Santa por recordarnos en sus canciones grandes gestas y personajes históricos que fueron capaces de luchar contra la tiranía y la injusticia.

Tal vez es el momento de recordar esas leyendas y mitos, desempolvar nuestra hacha y nuestro ovillo de hilo y atrevernos a recorrer el laberinto.

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