Sociedad — 1 de diciembre de 2011 at 00:02

La cultura que nos dejó 2011

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Todos los días, desde primera hora de la mañana, tenemos acceso a numerosas informaciones procedentes de cualquier parte del globo. Podemos elegir cuándo nos vamos a enterar de lo más destacado del día, y también, la forma en que lo vamos a recibir. Bien sea a través de un periódico en papel, la radio, la televisión o Internet, captamos al momento todo aquello que llega a las agencias de información, y dado que lo más llamativo y noticiable suele estar relacionado con la violencia o con las desgracias, sea una catástrofe natural o un drama personal, muchas veces llegamos a la conclusión de que todo lo que pasa es malo y angustioso y que el mundo se ha quedado sin ánimo para seguir adelante. Sin embargo, no es así.

En cualquier parte se producen iniciativas que reverdecen nuestra esperanza en un mundo mejor, porque a través de la ciencia, el arte, la investigación o el ejemplo personal, vemos que es posible participar en un cambio hacia una sociedad más equilibrada y sostenible. Que sean menos o que se vean menos, no quiere decir que sean noticias menos importantes. Y este año también las ha habido. La cultura se nutre de ellas. No podemos hacer una enumeración exhaustiva, pero sí poner algunos ejemplos de lo que 2011 nos ha ofrecido.

Si, tal como lo define la Real Academia Española, cultura es el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, así como el grado de desarrollo artístico, científico o industrial de un grupo social, son numerosos los campos del saber y las actividades que se enmarcan dentro de lo cultural, afianzando ese conocimiento y sus aplicaciones sociales.

Hubo interesantes eventos que hicieron hincapié en los cauces de transmisión de la cultura. Así, por ejemplo, la UNESCO apoyó el Congreso Voces e Imágenes de las Lenguas en Peligro, organizado en Ecuador por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Foundation for Endangered Languages. Se basó en la idea de que la lengua refleja los distintos matices de las experiencias culturales y la cosmovisión de sus hablantes. Dentro de cada lengua hay un registro de construcciones ancestrales, de costumbres y de valores, y por ello, a través de la lengua nos podemos acercar al sentido de los pueblos.

En cuanto a la transmisión escrita, se impulsó la versión tecnológica de los copistas medievales que rescataron tantos textos inapreciables para el Renacimiento europeo. En enero de 2011, un comité de expertos elaboró un informe, conocido como “El Renacimiento digital”, en el que se recomendó la digitalización de todas las obras de dominio público de la Unión Europea para 2016 y su ubicación en Europeana, una biblioteca virtual comunitaria inaugurada en 2008, que contiene libros, fotografías, pinturas, grabados, filmes y piezas musicales, entre otras obras. En la misma línea, y con sus propios proyectos, Francia anunció la digitalización de medio millón de libros descatalogados para los próximos cinco años, y la Biblioteca Nacional de España concretó que para 2012  habrá digitalizado siete millones de páginas.

Como la cultura no se limita a sus manifestaciones tangibles, no podemos olvidar las nuevas inscripciones que la UNESCO incluyó en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, donde este año se han incluido los conocimientos tradicionales de los chamanes jaguares de Yuruparí (Colombia), los cantos rezados de los indígenas huachipaire de Perú o el arte tradicional del tejido en los Emiratos Árabes Unidos, entre otros.

Como nexo de unión entre la cultura de diversas épocas, es también destacable el Congreso Nacional de FilosofíaAntigua y Ciencia Actual que se celebró en Málaga (España) en conmemoración del Día Mundial de la Filosofía, promovido por la Asociación UNESCO para el Diálogo Intercultural e Interreligioso en Málaga y la Organización Internacional Nueva Acrópolis en España.

Pero la ciencia tuvo otros muchos escenarios en este 2011, que nos mostró grandes avances.
A comienzos del año, un nuevo mapa de la superficie terrestre, desarrollado por la Agencia Espacial Europea, en colaboración con la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), quedó a disposición del público gratuitamente en Internet a través del portal del proyecto GlobCover, con la cartografía más detallada elaborada hasta ahora a partir de los datos obtenidos por el satélite Envisat. Este mapa ayudará a los científicos a estudiar los efectos del cambio climático.

La física avanzó a pasos agigantados, como viene haciendo en los últimos tiempos, y ya es capaz de hacer invisibles al ojo humano pequeños objetos, como alfileres o clips, gracias a un artificio descubierto por científicos de la Universidad de Birmingham (Inglaterra), consistente en polarizar la luz en un mineral cristalino, la calcita. Los rayos de luz polarizada son refractados y el observador ve “desaparecer” los objetos en la más genuina magia del siglo XXI.
Pero para magia, la que se ha realizado durante todo el año en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor acelerador de partículas del mundo, situado en el CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear), entre Francia y Suiza, donde se hacen chocar dos haces de protones que rozan la velocidad de la luz y se analizan las altísimas energías subatómicas que producen. En tres meses se alcanzó el objetivo fijado para todo el año 2011, y allí siguen expectantes los experimentos que buscan la “partícula de Dios”, es decir, el bosón de Higgs, que explicaría por qué la materia tiene masa, uno de los misterios del universo.

La innovación en arquitectura, economía e ingeniería ofreció nuevas posibilidades para una nueva visión más sostenible de nuestra cultura.

La hora del planeta fue toda una declaración de intenciones, promovida por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) con el fin de promover políticas contra el calentamiento global. Millones de personas de todo el mundo se sumaron para dejar las ciudades a oscuras durante una hora en el mes de marzo, comenzando en Nueva Zelanda y culminando en las islas Cook, después de haber pasado por todos los husos horarios. La ópera de Sydney fue uno de los primeros monumentos que apagó las luces, a la que se sumaron el rascacielos Burj Khalifa en Dubai, la torre Eiffel en París, el Cristo Redentor de Río de Janeiro y la Sagrada Familia en Barcelona, entre otros.

Pero la intención de sostenibilidad vino también de otros interesantes ejemplos. Así, el emblemático Empire State de Nueva York, un rascacielos de 102 pisos, será iluminado, calentado y refrigerado por energía eólica, según anunciaron sus propietarios, evitando 50.000 toneladas de emisiones de CO2 al año y aumentando, además, su rentabilidad. También se han rediseñado las oficinas para el máximo aprovechamiento de la luz solar, lo que le ha valido el calificativo de “referente verde”.

La arquitectura imbricada en la Naturaleza ha producido una nueva generación de albergues de montaña  en Europa central que aúnan belleza, complejidad técnica y sostenibilidad. El refugio Gouter, en Suiza, a 3810 m de altura, ha sido presentado con sus ecológicos avances. La electricidad que necesitan sus 120 huéspedes se genera a través de paneles fotovoltaicos en sus fachadas; la calefacción proviene de las células térmicas, que derriten además la nieve acumulada. En la misma línea, en mayo se presentó en Madrid un prototipo de vivienda que produce más energía de la que consume, aplicando en la construcción las máximas de recuperar, reciclar y reutilizar. Tiene su propio huerto en la azotea en forma de bancales, depura su propia agua y cuenta con paneles solares en la fachada.

Sostenibilidad es lo que se promovió también en urbanismo, navegación y aviación, con ejemplos como Ámsterdam (Holanda), donde se prueban modelos de alumbrado público que se encienden o apagan cuando los peatones pasan cerca para ahorrar hasta un 50% de energía; la construcción en España del catamarán ecológico más grande de Europa (para 150 pasajeros), propulsado por energías renovables; o el primer vuelo “verde” en México, donde un avión voló en abril de 2011 con biocombustible hecho a base de aceite de jatrofa.

Una actividad importante durante 2011, que se desarrolló a lo largo de siete meses, fue la expedición oceanográfica Malaspina, un proyecto financiado por el Gobierno español en el que participaron treinta grupos de investigación, así como veinte instituciones extranjeras, con un total de 400 investigadores que se turnaron a bordo de dos buques oceanográficos, los buques Hespérides de la Armada Española y Sarmiento de Gamboa del CSIC. Sus objetivos eran evaluar el impacto del cambio global sobre el océano y explorar la biodiversidad del océano profundo, el mayor y más desconocido ecosistema de la Tierra. Después de 32.000 millas náuticas recorridas, se consiguieron 120.000 muestras y más de 6000 gigabites de datos en su exploración, que realizó paradas en Brasil, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Hawai, Colombia y República Dominicana obteniendo material científico para estudiar en los próximos años.

La arqueología tuvo también su protagonismo entre la cultura que se fomentó en 2011. Hablar de arqueología significa hablar de Egipto, que protagonizó varios momentos del año. En enero, algunos de los mayores tesoros de la humanidad estuvieron en peligro ante las manifestaciones populares que se produjeron en el país, que llegaron hasta las cercanías del Museo Nacional. Pero los antiguos faraones parecían velar por sus tesoros. Cuando peor parecía la situación, se formó espontáneamente una cadena humana en torno al edificio protegiéndolo de las llamas y de los saqueos el tiempo suficiente como para que pudiera tomar el relevo el Ejército y salvaguardar los tesoros allí custodiados.

A mediados del año, se desenterró una segunda barca solar del faraón Keops, de unos 4500 años de antigüedad, construida con madera de cedro originario del Líbano, cuyo ensamblaje tardará unos cuatro años. La primera, que se expone desde 1982, era un rompecabezas de 651 piezas desmontadas, que pudo reconstruirse en trece años después de varios intentos.

Pero las sorpresas arqueológicas de Egipto no cesan, y en mayo, una prospección realizada con infrarrojos vía satélite, dirigida por un equipo de la Universidad de Alabama, permitió descubrir 17 pirámides enterradas, más de mil tumbas y otros 3000 yacimientos. Otros avances arqueológicos de 2011 fueron el descubrimiento del fósil más antiguo de un rinoceronte lanudo en el Himalaya, que vivió hace 3,6 millones de años, y la aparición de la tumba de un rey maya en Palenque de principios de nuestra era.

Mirando hacia el cielo, la astronomía amplió los horizontes de nuestra cultura, y en 2011, el telescopio espacial Planck completó los dos primeros mapas del universo en su misión de cartografiar el cosmos y analizar sus orígenes. Un equipo de astrónomos europeos anunció que había detectado el cuásar más alejado encontrado hasta ahora, bautizado como ULAS J1120+0641, siendo con diferencia el objeto más brillante descubierto en el universo cercano. El telescopio Kepler, por su parte, detectó 1235 nuevos candidatos a planetas extrasolares, según anunció la NASA, y en la primera mitad del año se anunció que había captado  la música de las esferas, es decir, variaciones minúsculas en el brillo estelar que son la manifestación de oscilaciones o vibraciones que se producen por ondas acústicas atrapadas en el interior de las estrellas.

En tierra firme, la música es un claro exponente de la cultura, protagonista constante de numerosos eventos. Pero si hubiera que destacar alguno del año 2011 podríamos mencionar el primer concierto en Gaza dirigido por Daniel Barenboim, que tuvo que infringir la ley israelí que prohíbe a sus ciudadanos entrar en la Franja, valiéndose de su calidad de mensajero de la paz de la ONU. La orquesta, compuesta por músicos de la Filarmónica de Viena, la Staatskapelle de Berlín, la Orquesta de París y la Scala de Milán, incluyó piezas de Mozart, bajo la batuta del director que había creado en 1999 una orquesta compuesta por músicos israelíes y de países árabes para promover el diálogo, colaborando además en un proyecto de educación musical en los territorios palestinos.

Las voces de la cultura fueron muchas en 2011, y el año nos dejó muchas manifestaciones en las artes, en las ciencias, en las letras. Bienvenidas sean todas las manifestaciones que enriquezcan la cultura, porque eso nos enriquecerá a todos.

 

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