Culturas — 31 de enero de 2018 at 23:00

La rana en el pozo

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En un pozo poco profundo vivía una rana.

–¡Mira qué bien estoy aquí! –le decía a una gran tortuga del Mar del Este–. Cuando salgo, puedo saltar alrededor, sobre el brocal, y cuando regreso, puedo descansar en las hendiduras de los ladrillos. Puedo chapotear, sacando solo la cabeza fuera del agua, hasta llenar mi corazón de gozo; o andar sobre el lado suave con los pies sumergidos hasta los tobillos. Ni los cangrejos, ni los renacuajos pueden compararse conmigo. Soy amo del agua y señor de este pozo. ¿Qué más puede ambicionar un ser? ¿Por qué no vienes aquí, más a menudo, a pasar un rato?

Antes de que la tortuga del Mar del Este pudiera meter su pie izquierdo en el pozo, sin saber cómo, ya su pie derecho se había enganchado con algo. Se detuvo y retrocedió; entonces comenzó a describir a la rana el océano.

–Tiene más de mil li de ancho y más de mil ren de profundidad. En otros tiempos había inundaciones nueve años de cada diez; sin embargo, el agua del océano no aumentaba. Después hubo sequía siete años de cada ocho; sin embargo, el agua del océano no disminuía. Se ha mantenido igual a través de los años. Por eso me gusta vivir en el Mar del Este.

La rana, en el pozo insignificante, se quedó atolondrada y sintió algo de vergüenza.

Zhuang Zi

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